- Una vez despedido Marcelino del Valencia, la nueva bestia negra de los banquillos para la Real es José Bordalás. Y como contrincante, el Getafe que entrena. Este lunes se vivirá otro capítulo de esta nueva y creciente rivalidad. Hay pocos adversarios que hayan provocando una mayor animadversión a la parroquia txuri-urdin que el club getafense. Sobre todo porque, con una propuesta diametralmente opuesta a la suya y con, aparentemente menos recursos, derrota a la Real casi siempre.

Los números no engañan. El conjunto txuri-urdin solo ha logrado imponerse en una ocasión a un adversario dirigido por Bordalás. Fue el año pasado, cuando derrotó a los madrileños por 2-1 en la jornada 35, lo que provocó que perdieran el tren de la Champions. El entrenador se quejó amargamente por la actuación arbitral. Ellos también les tienen ganas a los donostiarras. Los otros cuatro partidos que ha disputado al frente del Getafe contra los realistas los ha sacado adelante. Todos ellos por la mínima. En la primera vuelta ganaron en Anoeta 1-2, aprovechando la expulsión de Llorente; el curso pasado les noqueó con un 1-0 en su estadio y en la campaña 2017-18 se llevaron los dos choques, en el Coliseum y en Anoeta, ambos por 2-1.

Hasta en Segunda, el año del ascenso, fue el único que logró llevarse los tres puntos de Anoeta con su Elche al vencer por 0-1, y en la última jornada cuatro goles de Jorge Molina tumbaron a una Real ya ascendida y de resaca. Pero no solo es cuestión de Bordalás. El Getafe ha conquistado Anoeta en cuatro de sus últimas cinco visitas, además con el mismo resultado de 1-2 y remontando la ventaja inicial de los blanquiazules. Los datos son muy elocuentes. En su guarida el Getafe ha disputado once encuentros ante la Real, de los que ha sacado adelante siete, ha empatado dos y ha perdido dos (0-1, gol de Iñigo Martínez en la 2014-15, con Moyes, y en la 2010-11, 0-4, con doblete de Aranburu y tantos de Griezmann y Prieto, con Lasarte. Y en Anoeta han jugado doce veces, han ganado las citadas cuatro, empatado cinco y perdido solo tres.

Al margen de la importante fricción que ya mantuvo Ángel Torres por el fichaje de Diego Rivas, por la que obligó al Consejo de Fuentes a pagar íntegramente su cláusula de tres millones de euros, en las últimas fechas se ha intensificado la rivalidad entre ambos equipos por la última plaza de Champions, que se iba a adjudicar a la Real en caso de que no se reanudara la competición. Como recordarán, en la suspensión, los realistas eran cuartos, empatados a puntos con los madrileños. El caso es que estos reclamaban su plaza por haber ganado en Anoeta y se sintieron de los más indignados cuando la Federación anunció que quedaría por delante la Real. El Getafe es un club que suele pasar de puntillas por el altavoz mediático, salvo en una pandemia cuando su presidente y su entrenador, tal para cual, no dudaron en atender a los medios reclamando algo que iba contra la lógica de la competición al no haberse disputado el partido de vuelta en su estadio, por lo que en ningún caso podía computarse el gol-average particular entre los dos.

Torres estaba convencido de que les amparaba la razón: "Nos estamos peleando porque alguien se saque de la manga una lista que no tiene nada que ver. ¿Cuál es el criterio? Yo escuché al presidente que la competición se empieza y se termina con las mismas normas. Pues que se lea el reglamento. El Getafe no se ofende, defiende sus derechos. El cuarto es la Real, porque lo dice el reglamento, hasta que se jueguen los dos partidos€ Cuando termine la Liga el cuarto es el Getafe. No tengo nada contra la Real y me fastidia entrar en polémicas, pero no entiendo a qué viene la lista".

Bordalás afirmó que "primero es el criterio individual, luego el general y después los goles marcados. Entiendo que haya gente que no esté a favor. La Liga no terminó, pero de no ser así, el Getafe tiene claro que es cuarto". Más madera para la enemistad más moderna de la Real.