- La Real necesita una buena noticia. Las lesiones de Illarramendi, Barrenetxea y Sangalli, que amenazan con dejarles sin disputar ni un minuto más de esta campaña, sumadas al esguince del que no acaba de recuperarse Guevara y a la sanción de Mikel Merino por sanción provoca que, sin quererlo ni beberlo, se presente en cuadro para afrontar una cita clave en Vitoria. El empate y, sobre todo, las malas sensaciones ofrecidas ante Osasuna en la reanudación de la competición multiplican las urgencias para este nuevo derbi territorial. No se puede olvidar que en esta vorágine de partidos seguidos por la esquina de Anoeta asoma el Madrid, que se jugará medio título de Liga en su visita del domingo a los realistas.

Todas estas noticias que no han sido precisamente positivas multiplican las urgencias por volver a sumar de tres en tres si se pretende alimentar el sueño de Champions. Pero lo que realmente parece necesitar la plantilla es un chute de optimismo. La sensación es que en muy pocos días, casi en horas, los donostiarras han visto cómo desaparecían todos los comodines que invitaban a pensar que eran uno de los grandes favorecidos en la nueva normalidad competitiva. Por su plantilla joven, su fondo de armario y, lo que nos habían anunciado, un estado de forma envidiable para cerrar una Liga que estaba en claro camino de convertirse en histórica.

El Alavés, que viene de completar un mal partido en Cornellá, aún mantiene un colchón de siete puntos respecto al descenso a falta de nueve jornadas por lo que, al menos en estos momentos, se juega bastante menos que la Real. Y eso también se debe notar. Mucho se ha hablado del valor del punto obtenido ante un gran Osasuna, pero como se suele decir en estos casos, solo será realmente bueno si se le suman los tres de esta tarde.

Imanol tiene muchos problemas en la medular. Hasta el punto de que se va a ver obligado a improvisar una solución que hasta la fecha no ha utilizado, al menos de inicio en Liga. Casi descartado David Zurutuza, que sí jugó de salida la noche del Pizjuán, y dando por seguros a Zubeldia y Odegaard, el tercero hombre en la sala de máquinas podría ser Mikel Oyarzabal. El capitán, que vale para todo, se formó como futbolista en las categorías inferiores jugando de mediapunta y no son pocos los que creen que es su demarcación ideal. Ahora bien, habrá que ver si Imanol decide después reforzar la retaguardia, innovando con tres centrales como en la segunda parte ante Osasuna, o mantiene el dibujo y apuesta por un Januzaj que necesita recuperar el nivel de antes de la pandemia. Tampoco se puede descartar las entradas de Llorente y Aihen en la zaga, para dar descanso a uno de los centrales y a Monreal, que se pasó muchos minutos con molestias ante los rojillos. Isak también podría sentar a Willian, aunque quizá se le reserve para volver a destrozar de nuevo la zaga del Madrid.

El mayor peligro para la Real es el riesgo de venganza por parte de Asier Garitano. Un técnico aparentemente poco rencoroso al que no entendieron ni tampoco parecieron darle la oportunidad de explicarse en Zubieta. Siempre competitivo, el bergararra conoce al dedillo los secretos de la Real y recupera la dinamita en punta con Joselu y Lucas, una de las parejas de la Liga. En la portería, un fiable Roberto ocupará la habitual plaza de Pacheco. Como demostraron en Anoeta, son muy vulnerables a domicilio, pero se hacen fuertes en su guarida. Mucho cuidado.