- Esloveno, serbio, inglés, castellano, holandés, polaco, ruso y francés. La carrera deportiva de Dalibor Stevanovic (Ljubljana, 1984) ha convertido en políglota a este centrocampista ex de la Real, aún en activo. Juega en Nyon, en el Stade Nyonnais de la tercera división suiza, aunque su presencia en la ciudad no responde al compromiso adquirido con este club. Va más allá. Dado lo explica desde la distancia, bien informado sobre las circunstancias legales que rodean al fútbol en general y a la situación del momento.

¿Qué tal le va? Me consta que sigue jugando.

-Sí. Continúo en activo. Técnicamente es así. Pero... Nuestra liga, la tercera división, se ha dado ya por concluida. Y aún no sé si seguiré jugando la próxima temporada.

¿Cómo están las cosas por allí a nivel organizativo y federativo?

-Como te decía, en tercera división y en las demás categorías inferiores todo se ha dado por concluido. Y el lunes decidirán sobre primera y segunda. Hay bastante lío montado, porque los equipos quieren reanudar el campeonato o no en función de sus intereses. Parece que, si el fútbol se suspendiera, no habría ascensos ni descensos. Así que te puedes imaginar... Pero yo creo que la clave no está en los intereses deportivos de cada cual, sino en la economía.

¿En la economía?

-Aquí en Suiza, los futbolistas se encuentran en situación de paro. El Estado les paga un 80% de sus salarios, asumiendo este porcentaje hasta un máximo de 12.000 francos suizos por jugador (11.400 euros). ¿Qué pasa? Que los clubes están advirtiendo de que, si la liga regresa, lo hará a puerta cerrada. Y argumentan que esto les afectará en lo económico. Han solicitado que, dentro de ese posible texto de campeonato sin público, el Estado siga asumiendo el 80% de los salarios.

¿Y qué cree que va a suceder?

-Si el Estado acepta, la liga se reanudará. Seguro. Pero veo difícil que se dé el visto bueno a lo que proponen los clubes. Si se rechaza, será complicado que regrese la competición. Apenas quieren volver a jugar cuatro o cinco equipos.

Le veo muy informado y muy al corriente de todo. Usted siempre tuvo inquietudes fuera del terreno de juego.

-En su día completé mis estudios de management. ¿Cómo los llamáis vosotros? ¿Empresariales? También tengo licencia de agente, y he creado con un socio una compañía de representación. Además, cuando el coronavirus lo paró todo estaba sacándome el curso B de entrenador, con la intención de obtener el máximo, el UEFA Pro, dentro de dos años.

¿Y ya le queda tiempo para jugar al fútbol?

-No mucho, de ahí las dudas que te comentaba antes sobre mi carrera. Quizás cuelgue las botas en verano, aunque en el club me han ofrecido la renovación. Veremos. Lo que sí tengo claro es que he dado muchas vueltas en esta vida (risas), y que me voy a quedar a vivir aquí.

En Nyon.

-En la ciudad tiene su sede la UEFA, cuyo presidente, mi compatriota Aleksander Ceferin, es un buen amigo. También conozco a muchas personas de su equipo de trabajo. Entre todos ellos tuvieron mucha parte de la culpa de que decidiera instalarme en Suiza, en Nyon.

¿Trabaja con ellos?

-No. No trabajo en la UEFA, pero sí he participado en algún proyecto que han promovido. Hablo ocho idiomas y en su día me pidieron que les echara una mano en determinadas reuniones. Yo lo hice encantado.

Las decisiones de Ceferin se han visto ligadas recientemente a la Real, con el asunto de la final de la Copa del Rey. ¿Lo sabe?

-No. De eso no estaba al corriente. ¿Qué ha pasado?

Que la UEFA rechazó el billete europeo que la Federación Española quería conceder al Athletic, por su condición de finalista de Copa. Parece que Ceferin exigió jugar el derbi antes del 3 de agosto, a puerta cerrada, para que la plaza se adjudicara según méritos deportivos.

-No lo sabía. Yo solo te puedo decir que conozco muy bien a Ceferin. Se trata de una persona muy honesta que siempre va a ponerse del lado de la justicia. Es muy inteligente y está cambiando muchas cosas en el fútbol europeo, entiendo que de forma acertada. Me merece un gran respeto como gestor. ¿Qué va a ocurrir con la final?

Real y Athletic han acordado renunciar a esa plaza europea y jugar más adelante, con público.

-Lo primero es la salud. Aunque también entiendo que un derbi vasco, más con motivo de una final, significa una bonita fiesta. Ojalá todo pueda resultar diferente en la fecha del partido, pero repito que la salud de la gente debe suponer siempre una prioridad.

¿Tiene la UEFA algo que decir en lo que respecta a retrasar la final?

-No. En manos de la UEFA está decidir sobre los criterios de clasificación para sus competiciones. Por lo que me explicabas ahora, es lo que sucedió de inicio con la final. A partir de ahí, nadie en la UEFA va a presionar ya para imponer nada a las federaciones en la organización de sus torneos nacionales. Si Athletic y Real han renunciado al billete europeo, todo depende ya de lo que decidáis allí.

Parece que habrá que esperar a la primavera de 2021 para intentar ver el estadio lleno.

-Y para que gane la Real, ¿no? Ojalá. No me fui bien en Donostia, pero el club y la ciudad me enamoraron. Compré un piso en El Antiguo, que ahora tengo alquilado. Estuve por allí en verano de 2017. Y espero volver pronto.

¿Por qué no funcionó su experiencia como txuri-urdin?

-El salto desde la liga eslovena fue demasiado grande. Me habría venido bien un paso intermedio, por ejemplo en la liga holandesa, que conocí posteriormente (jugó en el Vitesse de Arnhem) y en la que ofrecí un buen nivel.

¿Son decisiones como esta las que quiere ayudar a tomar a sus representados?

-Claro. Hay cosas que solo ves con el paso de los años. Con mi experiencia quiero ayudar a todos estos jugadores jóvenes que tenemos en cartera, ahora mismo unos 16. Seguro que agradecen contar con un representante que conoce el fútbol y que ha pasado por buenos y por malos momentos.

Igual en un par de años se ha convertido ya en un Jorge Mendes o un Mino Raiola de la vida.

-(Risas) De momento estamos intentando avanzar con calma, primando la tranquilidad sobre la cantidad. No queremos representar a cien jugadores sin poder atenderles bien. Preferimos movernos en cifras más reducidas e ir paso a paso. Tenemos un departamento de ojeadores y creemos que es mejor ver seis o siete partidos de un futbolista antes de ir a hablar con él.

Y de lo de seguir jugando o no me decía que...

-Que tengo que decidirlo ya.

“El presidente Ceferin es mi amigo; se trata de una persona muy honesta que siempre va a estar del lado de la justicia”

“El salto a la Real desde la liga eslovena resultó demasiado grande. No me fue bien en Donostia, pero el club y la ciudad me enamoraron”