a delantera de la Real atravesaba serios problemas. Era diciembre de 2005. Al equipo de José María Amorrortu le costaba sacar adelante sus partidos. El contrato de Nihat expiraba en junio, lo que parecía repercutir en el rendimiento del turco. Y el talón de Aquiles de Darko Kovacevic se rompió para sumir a la escuadra txuri-urdin en un mar de dudas ofensivas. Cabía acudir al mercado invernal sí o sí. Y las pistas apuntaron enseguida al Brondby danés, entrenado por Michael Laudrup. La entidad nórdica, ahora a la sombra del pujante Copenhague, contaba con una dupla de ataque que, apoyada en su concurso en la Copa de la UEFA, daba que hablar en toda Europa. El sueco Johan Elmander y el danés Morten Skoubo. La Real apostó por el segundo.

Elmander, que luego rendiría a buen nivel en el Toulouse y en el Bolton, ya había probado fortuna en el Feyenoord. Skoubo, mientras, había vivido una experiencia fallida en el Borussia Monchengladbach, antes de regresar a su país e intentarlo por segunda vez, fichando por la Real, en una liga importante. Debutó en Anoeta contra el Espanyol de Lotina, en un partido que los pericos ganaron (0-1) gracias a un tanto de Raúl Tamudo en el último minuto. Pero, ya entonces, Skoubo dejó entrever un buen nivel que confirmaría en encuentros posteriores. Marcó en los siguientes tres partidos en casa, contra Athletic, Mallorca y Valencia, y su sequía posterior (solo anotó dos goles más durante los últimos tres meses de competición) se vio atenuada por el hecho de ver puerta en el duelo decisivo del curso, el empate contra el Celta (2-2) que significó la permanencia.

Todo lo que vino después, sin embargo, fue la nada. Skoubo perteneció a la Real durante dos temporadas más, en las que no volvió a marcar, con lo que nunca anotó como txuri-urdin lejos de Anoeta. Durante la temporada del descenso a Segunda disputó solo cinco partidos. En la categoría de plata, mientras, participó en siete encuentros. Problemas en la espalda lastraron, todo hay que decirlo, sus dos últimos años como blanquiazul. Y condicionaron el resto de una trayectoria profesional que pasó a adquirir un perfil mucho más modesto. Tras dejar Donostia, el danés jugó en Holanda (Utrecht y Roda), en su país (Odense) y en India (Delhy Dynamos) antes de colgar las botas en 2014.

Marcó cinco goles como realista, todos durante su primera temporada y todos en Anoeta; siguió en el club dos años más, hasta 2008