aixo afición txuri-urdin! Todavía recuerdo mi último partido con la camiseta del club en el que jugué antes de recalar en la Real. Nos jugábamos la vida. Estábamos obligados a ganar. Así que me tocó forzar la máquina. Calenté de aquella manera. Jugué renqueante. ¡Incluso marqué un gol! Pero, en realidad, nada salió bien aquella tarde. La victoria no nos sirvió de mucho. Y esa lesión que arrastraba se agravó hasta el punto de demorar en el tiempo, mucho además, mi posterior debut como blanquiazul.

Hablando de estrenos, os diré que entre mi primer partido en la máxima categoría y el segundo pasaron un total de cuatro años, que se dice pronto. ¿Sabéis qué entrenador me dio la alternativa? Javier Clemente. ¿Sabéis en qué estadio? En el Camp Nou. ¿Sabéis contra qué Barcelona? Contra aquel equipo de Guardiola que marcó una época. Salimos goleados. Fuimos unos convidados de piedra en la fiesta culé, que para nosotros fue un funeral. Y no volví a jugar en Primera hasta un largo tiempo después, mucho trabajo mediante. Hoy es el día en el que puedo asegurar que mereció la pena tanta espera. Porque, pese al cruel desenlace, mi segunda experiencia en la categoría resultó bonita. Y porque luego, ya en la Real, fue entrar en la alineación y convertirme en un fijo. Debuté, gusté y disputé completos los siguientes once partidos de Liga. Pero no quedó ahí la cosa. Mi aparición coincidió con una evidente mejoría colectiva del equipo, que llegó a desarrollar durante aquella época un fútbol sobresaliente y muy elogiado.

Integré la primera plantilla txuri-urdin durante cuatro temporadas. Y también de aires hace poquito. Mi actual entrenador, uno de los grandes valedores de mi llegada a la Real, supuso un factor importante en la decisión. Sigo percibiendo su confianza. Pero está claro también que la buena sintonía con el míster no lo es todo en el mundo del fútbol. Entre que aterricé por aquí ya entrada la pretemporada, que las lesiones han vuelto a cruzarse en mi camino y que el equipo lleva meses inmerso en una dinámica muy positiva, no he terminado de tener protagonismo. Siendo egoísta, el actual parón me está viniendo hasta bien, porque los problemas físicos me iban a obligar a perderme todavía varias jornadas más.