- Una de las frases más repetidas por Imanol Alguacil a lo largo de la temporada es que cuenta con tres porteros de nivel y que cualquiera de ellos podría jugar el fin de semana. Su comentario tenía algo de trampa, sobre todo si se comprueba que desde el pasado 19 de diciembre, en el duelo de Copa ante el Becerril, Remiro ha jugado todos los partidos en ambas competiciones. Sin embargo, la mejor demostración de la gran confianza que tiene el técnico en sus cancerberos es que va a ser la única línea en la que no se esperan movimientos para la próxima temporada. Se ha descartado la posibilidad de incorporar a otro meta, por lo que seguirán Remiro, como gran apuesta de la dirección deportiva; Zubiaurre, que antes de la suspensión había bajado al Sanse para cubrir cuatro partidos la baja por lesión de Agirre; y Moyá, que espera la llamada del club para que ejecute la opción del año incluida en su contrato.

Como viene informando este periódico desde el pasado mes de diciembre, en el club están muy contentos con su actitud y su trabajo diario, y todos sus estamentos apuestan firmemente por la renovación, de manera que quedan pocas dudas de que pronto se hará efectiva. El balear tiene mucho peso en un vestuario en el que ejerce de capitán sin brazalete y que valora mucho su experiencia.

La opinión de Luis Llopis, entrenador de porteros, es clave y está encantado con la competencia del trío, por lo que quiere que siga para no romper el buen ambiente en el grupo que han formado este curso. El propio Remiro se mostró tajante cuando le preguntaron por la continuidad del mallorquín: "Me habían hablado muy bien de él, pero hasta que no lo tratas no lo compruebas. Cualquier calificativo que diga sobre él se queda corto. Es un diez en todo, tanto a nivel futbolístico como persona. Ahora me toca a mí animarle. Que tengamos una muy buena relación ayuda a que estemos bien; luego el míster decide quién juega".

Jokin Aperribay, que fue portero y siempre le presta una especial atención al puesto, también se encuentra muy satisfecho con Moyá, con el que mantiene una buena relación, aunque no ocultaba que prefería esperar a que la Real se clasificara para las competiciones europeas de la próxima temporada antes de prorrogar su vinculación. Como el pasaporte está casi en el bolsillo, a la espera de que se decida cómo se acaba el campeonato, todo parece indicar que el club se pondrá en contacto pronto con el futbolista. La otra pata de la silla, Roberto Olabe, también exarquero, es quien tiene la última palabra, pero no parece que vaya a desmarcarse de la opinión del resto de niveles del club. Aunque todas las partes aseguran que todavía no se ha producido el contacto definitivo, Moyá espera impacientemente la llamada de la Real y confía en que no tarde mucho en llegar (en teoría su contrato y su consiguiente derecho de tanteo expiran el 30 de junio). Su única intención, a día de hoy, es continuar en Donostia, puesto que está entusiasmado tanto en el club como en la ciudad. El hecho que lo reafirma es que ya no descarta incluso quedarse a vivir aquí cuando acabe su carrera. La semana pasada, en una entrevista deOnda Cero, lo dejó clarísimo cuando le preguntaron qué haría si le volvía a llamar el Atlético: "Lo primero que le diría es que estoy encantado de que me pongas ese contrato sobre la mesa, pero mi equipo en la actualidad es la Real. Vamos a hablar con la Real y darle el derecho de tanteo. Y si la Real me dice que me quiere renovar, yo me quedo aquí, así de claro y así me mojo".

Moyá tiene unos emolumentos importantes, como corresponde al momento de emergencia en el que le contrataron y a su lugar de procedencia, el Atlético. La opción que tiene en el contrato es a la baja, por lo que su ficha se reduciría respecto a lo que ha cobrado hasta ahora.

Aunque siempre que ha jugado ha cumplido con buena nota, lo cierto es que no se puede decir que haya tenido mucha fortuna en el capítulo deportivo, puesto que solo ha disputado 27 partidos en los menos de dos años y medio que lleva en la Real. En su primer curso se estrenó en la jornada 26 y disputó nueve partidos. La pasada Liga solo participó en once y en esta, en la que comenzó de titular, se ha quedado en siete. Incluso vivió un momento duro, cuando, inesperadamente, se quedó sin jugar también en la Copa. Pese a ello, por su cabeza solo pasa seguir: "No sé dónde voy a jugar la próxima temporada, pero tampoco es algo que me preocupe ahora mismo. Me preocupa primero que se resuelva todo esto y volver a la rutina, primordialmente también por mi familia, no solo por mis hijos y mi mujer, también por mi hermano y mis padres, y también por que todo el mundo pueda volver a la normalidad. Mi intención, no la escondo y la Real lo sabe, es seguir aquí porque estoy muy a gusto y creo que puedo seguir aportando muchas cosas al equipo en todos los sentidos".

El balear sabe que está en manos del club: "Pero es una decisión que no me compete solo a mí, y aceptaría lo que fuese por parte de la Real, y la Real lo sabe. ¿Que la Real decide renovarme? Pues aquí estaré yo para renovar y seguir un año más juntos. Si decide que termine la vinculación, pues trabajaré con mi representante para buscar un equipo, porque creo que sigo teniendo fútbol en mi cuerpo pese a los 36 años. Me siento bien todavía para seguir un año, dos o tres. Hasta que el cuerpo me diga que no puedo más".

El que no tiene hueco en el club es Rulli, cedido esta temporada en el Montpellier, por el que se intentará obtener el mejor traspaso posible.

El club tiene una opción de un año que puede ejecutar de forma unilateral con una bajada de los emolumentos que ha cobrado hasta ahora

Moyá se ha mojado y ha dejado muy claro que

quiere seguir en la Real; no descarta quedarse a vivir en Donostia cuando se retire