aixo afición txuri-urdin! Lo sé. De entrada voy a estrechar mucho el cerco. Demasiado quizás. Pero todo lo que no sea hacerlo así convertirá este acertijo en un jeroglífico de resolución imposible. Así que allá voy. Apuntad bien. Pertenezco a un selecto grupo de exjugadores txuri-urdin, fichajes de la Real concentrados en una etapa concreta, que nunca llegaron a vestir la camiseta blanquiazul. Se puso de moda. El club contrataba a un futbolista de perfil más o menos bajo. Se hacía con su propiedad. La incorporación llamaba la atención a las primeras de cambio. Pero al movimiento le seguía casi ipso facto una cesión. En definitiva, lo que hace unos pocos años salió bien con Yuri y con Raúl Navas y que en nuestro caso no se terminó traduciendo en aportación al primer equipo.

Cuando la Real me contrató, tenía 23 años y acumulaba varias temporadas ya en la primera división de mi país, compitiendo con el club en cuya cantera me había formado. Lo cierto es que el fichaje sonó muy coherente cuando se produjo. Porque, durante la sobresaliente temporada realista anterior, mi demarcación solo había contado con un ocupante específico en la plantilla txuri-urdin. Y su ocasional relevo, de mayor tendencia a ocupar otras zonas del campo, se marchó aquel mismo verano al Espanyol. Podía parecer, a priori, que yo llegaba a Donostia para quedarme en el equipo y ejercer de suplente. Pero no eran esos los planes de la entidad. Enseguida se comunicó mi cesión a un equipo de Segunda. Y aquel mercado estival concluyó con la llegada sobre la bocina de un nuevo refuerzo para mi puesto. Sí, hablo de un zurdo. Pero de un zurdo que terminó jugando varios partidos a pierna cambiada.

A él le recordáis, principalmente, por un partido en Anoeta contra el Real Madrid en el que amedrentó a su marca con un par de entradas escalofriantes durante los primeros minutos. A mí, mientras, me asociáis a un episodio extradeportivo que dio pie a bromas y cachondeos de todo tipo. “Fue una chiquillada de la que me arrepiento”, declaré entonces mientras cumplía sanción con el club al que salí prestado. Resultó la primera de mis cuatro cesiones como txuri-urdin. Nunca llegué a jugar en la Real. Pero, en cierto modo, pertenezco a su historia.