- La actualidad futbolística guipuzcoana mira, en lo referido a la incertidumbre sobre el actual curso, a la final de la Copa del Rey, a la pugna txuri-urdin por los puestos europeos y a la lucha del Eibar por evitar el descenso. Sin embargo, no queda ahí la cosa. El segundo equipo realista, el Sanse de Xabi Alonso, y el Real Unión se enfrentan también a un escenario sumamente incierto, muy susceptible de provocar cambios importantes de cara a un futuro próximo. Los intereses económicos marcan el porvenir cercano del fútbol profesional, llamado a recuperar las jornadas pendientes como sea y cuando sea para que Liga y clubes no sufran cuantiosas pérdidas. Pero el asunto varía en lo que respecta al fútbol aficionado, carente de recursos para promover los protocolos de seguridad sanitaria trabajados en Primera y Segunda División, con 16 fechas por celebrarse aún (torneo más promociones), y sin sitio ya en el calendario para evitar invadir los meses veraniegos.

¿Qué va a suceder con la Segunda B? La categoría de bronce queda destinada a asumir los efectos más trascendentes de la crisis sanitaria, desde un prisma organizativo. La Primera y la Segunda no se tocarán, de jugarse lo que resta. Los grupos de la Tercera División, algo más nutridos, se reestructurarán en función de lo dictado por cada federación autonómica. Y el gran atasco apunta a producirse en la mencionada Segunda B, que pasaría a contar con 98 equipos, frente a los 80 actuales. El dato se desprende de la iniciativa que baraja la Federación Española (RFEF) y que ha provocado la reacción de un grupo de clubes de la categoría, cuya contraoferta ya está sobre la mesa en la sede de Las Rozas.

Hace una semana, Luis Rubiales propuso suspender la Segunda B y la Tercera División. Suprimir los descensos. Y celebrar cuando la situación lo permita fases de ascenso exprés, en función de lo que dictan las clasificaciones actuales. Los cálculos resultan sencillos. Subirían cuatro equipos a Segunda, de donde descenderían otros cuatro. Y desde la Tercera División, a donde nadie caería, llegarían 18 nuevos conjuntos. En total, 98 participantes en una categoría saturada de por sí, si la comparamos con su equivalente en países como Inglaterra, Francia, Alemania o Italia.

Mientras el fútbol europeo tiende a promover terceras divisiones lo más profesionalizadas posibles, en España apuntaría así a producirse el fenómeno contrario, con una Segunda B dividida en más grupos aún. Los clubes más importantes de la categoría, sin embargo, quieren evitarlo a toda costa, y este fin de semana ha trascendido la propuesta conjunta a la Federación de un amplio grupo de entidades. Estas dan por buena, en cierto modo, la cifra de 98 equipos participantes. Pero solicitan dividir la Segunda B en dos divisiones, dotando a la más alta de ellas de un estatus más profesional (al parecer se denominaría Segunda B Pro).

¿Quiénes jugarían en ella? Un total de 40 equipos. Los cuatro descendidos desde Segunda. Los doce participantes en el play-off que no obtendrían el premio del ascenso. Y los 24 conjuntos que actualmente figuran entre la quinta y la décima plaza de los cuatro grupos de Segunda B. La nueva categoría se dividiría en dos sectores, el norte y el sur. Y su creación vendría a asegurar una especie de ascenso para un buen número de clubes con sede en ciudades importantes y que buscan adquirir un mayor estatus en el panorama del fútbol estatal. Hablamos de equipos como el Pontevedra, el Logroñés, la Cultural Leonesa, el Burgos, el Castellón, el Sabadell, el Lleida, el Cartagena, el Badajoz, el Córdoba o el Real Murcia.

Parece evidente que la crisis sanitaria va a llevarse por delante a la Segunda B tal y como la concebimos ahora. La pregunta es de qué manera y siguiendo qué plazos. Porque una cosa es que la propuesta mencionada salga adelante, y otra cuándo. La regla federativa dice que cambios de este tipo deben aprobarse previamente en una Asamblea, a dos años vista de su ejecución. Configurar la nueva categoría exigiría, por lo tanto, darle luz verde este verano para disputarse desde septiembre de 2022. Hasta entonces, la división de bronce se celebraría con 98 equipos y cinco grupos distintos, solución que también tiene sus partidarios y que ahora mismo se antoja la más probable si atendemos únicamente al corto plazo.

Reestructuraciones semejantes exigen, así, un tiempo de trabajo y de preparación, para que los clubes las afronten con perspectiva y compitan con las reglas marcadas de antemano. Pero está por ver si las circunstancias excepcionales que vivimos ahora no aceleran el proceso, hasta hacerlo caer en lo que muchos considerarían una injusticia. La Federación no maneja una sola propuesta. Maneja más de veinte. Y, según ha podido saber este periódico, mira con desagrado a la actitud de los clubes, más centrados en salvar sus propias situaciones que en proponer soluciones colectivas. Contentar a todos va a resultar imposible. Y agentes inmersos en el asunto no descartan que en Las Rozas se aproveche el escenario para trazar una línea y revolucionar ya mismo el tercer escalón del fútbol estatal.

Tras 28 jornadas. A falta de diez partidos, el Sanse se encuentra a solo tres puntos del 'play-off' de ascenso. El Real Unión ocupa plazas de descenso, a dos puntos tanto de la posición de promoción (16ª) como de la zona de permanencia.