ormado en la cantera del Real Madrid, a Diego Llorente, que llegó a debutar con el primer equipo blanco, se le terminaría cortando el camino en el club. Asentarse en el plantel profesional exigía alcanzar prácticamente un nivel de estrella mundial. Y al de Leganés, a punto de cumplir los 22, aún le faltaba. Salió cedido al Rayo Vallecano, y con la franja roja empezó a confirmar lo mucho que venía prometiendo su trayectoria. Se convirtió un fijo en las alineaciones de Paco Jémez, durante una temporada en la que sus enfrentamientos con la Real tuvieron trascendencia para el defensa. En Vallecas (2-2) se estrenó como goleador en Primera, al cabecear un córner. En Anoeta (2-1) quedaron los vallecanos vistos para sentencia, suponiendo la derrota un paso casi definitivo hacia Segunda. Una semana después, en la última jornada, se confirmaría el descenso.

Las buenas prestaciones de Llorente como rayista le valieron para recalar aquel verano, de nuevo cedido por el Real Madrid, en un equipo a priori superior, el Málaga. Una vez más, al zaguero le tocó pisar Anoeta en la penúltima jornada liguera, en este caso con los txuri-urdin jugándose un billete para la Europa League. El 2-2 supuso un jarro de agua fría para las aspiraciones txuri-urdin, pero finalmente la película tendría final feliz, gracias al recordado gol de Juanmi en Balaídos contra el Celta.

De cara a la siguiente temporada, la Real se hizo con los servicios del propio Llorente, abonando al Real Madrid en torno a siete millones por el traspaso. El zaguero llegó al club para formar tándem en el eje de la zaga con Iñigo Martínez, y la pareja apuntaba en principio a durar años. Pero la salida del vizcaino al Athletic durante el posterior mercado invernal acabó con ella prematuramente. Durante aquella breve etapa jugando al lado del de Ondarroa, Llorente hizo siete goles, los tres iniciales (uno al Deportivo y dos al Rosenborg) en sus dos primeros partidos como blanquiazul. El último, mientras, lo hizo el 27 de enero de 2018 en el campo del Villarreal.

Desde entonces no ha marcado, firmando una trayectoria con dos caras. Ha llegado a ofrecer un nivel notable que le ha valido la internacionalidad absoluta. Pero las lesiones y actuar durante determinados partidos en el perfil zurdo del centro de la defensa le han impedido terminar de consolidarse como central de referencia.

Hizo siete goles durante sus cuatro primeros meses como txuri-urdin, pero no ve puerta desde el 27 de enero de 2018 en el campo del Villarreal