EIBAR Dmitrovic; Rober Correa, Arbilla, Bigas (Burgos, m. 82), Cote; Orellana, Sergio Álvarez (Charles, m.66), Escalante; Edu Expósito, Inui (Quique González, m. 77); y Kike García.

REAL SOCIEDAD Remiro; Zaldua, Aritz Elustondo, Le Normand, Aihen Muñoz; Zubeldia, Mikel Merino, Sangalli (Guevara, m. 61); Oyarzabal, Willian José (Isak, m. 85) y Januzaj (Portu, m. 66).

Goles0-1, m. 15: Oyarzabal, de penalti. 0-2, m. 75; William José. 1-2, min. 89: Charles, de penalti.

efinitivamente, los derbis están gafados en 2020. Si este sábado pasado se debió disputar la final de Copa ante el Athletic que ha sido aplazada sine die, el gran duelo guipuzcoano se tuvo que retrasar varias semanas por la contaminación ambiental tras el colapso del vertedero de Zaldibar. Los armeros lucharon, como es lógico, para intentar que no se demorara demasiado, sobre todo dado el estrés competitivo que acumulaba su visitante que, obviamente, trataron de retrasarlo lo máximo posible aludiendo que no había días disponibles. Y era cierto.

La Liga decidió que se jugara 24 días después y, sin que nadie lo supiera en ese momento, aunque lo sospechara, se convirtió en el último partido oficial que se ha disputado en el país. En cambio, fue el primero de los muchos que parecen avecinarse que se celebró a puerta cerrada en plena psicosis por la llegada del coronavirus.

Un estadio vacío atenta contra la esencia del fútbol. Si encima se trata de un derbi entre dos ciudades a las que solo les separa 60 kilómetros, lo que hace es secuestrar el espíritu y el aroma de un duelo de gran rivalidad. Una pena. Difícil imaginar lo que puede suceder en los 110 encuentros de Liga que restan por disputarse, pero si tomamos como ejemplo lo sucedido aquella noche en Eibar, va a ser complicado identificarse y enchufarse con la nueva situación. El fútbol no es igual y no va a ser nada lo mismo.

Todo esto no quita para restar ningún mérito a una Real que compareció en Ipurua con la misma versión de Miranda. Sin querer arriesgar en la salida de balón y evitando la presión. Los realistas no tardaron en ponerse por delante al transformar Oyarzabal un penalti por una mano clara de Bigas. Menos nítida fue la que señalaron a Zubeldia, pero Remiro desvió el disparo desde los once metros de Orellana. En un choque marcado por las disputas y el contacto físico, Willian José sentenció el triunfo al aprovechar una asistencia magnífica de Portu. En el último minuto, Charles recortó distancia también de penalti por otra mano de Zaldua.

Esta Real no entiende de imposibles y rompió otra maldición, la de ganar en Ipurua en partido de Primera. Su recuperación del puesto de Champions ha ido cobrando mucho más valor con el paso del tiempo sin competición y la dramática secuencia de acontecimientos provocados por la pandemia. Y justo en ese momento, cuando iba a llegar lo mejor, se detuvo el mundo...

Un día para “nuestra historia”. La Real quiso dar las gracias ayer, a través de un comunicado, a todos los aficionados que participaron en el derbi en los balcones: “No podemos sentir más orgullo. Lo que todos los aficionados txuri-urdin demostraron ayer (por el sábado), luciendo sus colores en los balcones a lo largo de todo el día, es algo que jamás se nos olvidará. Las circunstancias nos han impedido disfrutar de la gran final de Sevilla el 18 de abril, pero confiamos poder, dentro de no demasiado, alzar la Copa para tod@s vosotr@s. Lo de ayer ya pasa a formar parte de nuestra preciosa historia. Toda Gipuzkoa se engalanó como si el COVID-19 no hubiese cambiado nuestras vidas. Sois muy grandes. Eskerrik asko”.