BARCELONA Ter Stegen; Semedo, Piqué, Lenglet, Jordi Alba; Busquets, Rakitic (Arturo Vidal, m.74), de Jong; Messi, Griezmann (Ansu Fati, m.85) y Braithwaite (Junior Firpo, m.88).

REAL SOCIEDAD Remiro; Gorosabel, Llorente (Zubeldia, m.71), Le Normand, Monreal; Guevara, Merino, Odegaard; Portu, Barrenetxea (Oyarzabal, m.58); e Isak (Willian José, m.83).

Gol 1-0, m.81: Messi, de penalti.

l VAR está reinventando el fútbol. Y desgraciadamente, pese a lo que llegamos a pensar en un principio, para mal. Lo está empeorando. Las ventajas tecnológicas, en lugar de convertirlo en más justo, llevan camino de seguir beneficiando a los más poderosos.

Un gran partido abierto y entretenido como el que disputaron Barça y Real, disputado de tú a tú entre los dos equipos que más proponen con el balón del campeonato y cuyo juego es de largo el más atractivo del campeonato, no merecía un desenlace así. Una mano sin mirar y sin ninguna voluntariedad de Le Normand, que solo vio con una lupa de detective privado una persona disfrazada de árbitro y con la determinación de convertirse en protagonista para decantar un duelo que parecía caminar irremediablemente hacia unas tablas o hacia incluso una victoria txuri-urdin.

Eso sin entrar en que la acción viene precedida de un fuera de juego evidente que provocó un forzado despeje de Gorosabel cuando podía haber dejado pasar el centro y ahorrarse cualquier otro problema.

Poco importó que entre semana hubiese disputado la vuelta de la semifinal de la Copa y que venía con una sobrecarga de partidos a la que no está tan acostumbrada, una Real con muchos cambios en su once salió decidida a romper con otra maldición que arrastraba desde hace demasiados años en el Camp Nou. En la primera parte a los realistas les faltó culminar las muchas aproximaciones que dispusieron. Ni Odegaard ni Isak, ni sobre todo Portu tras un pase espectacular de Barrenetxea, lograron rematar con peligro.

Para poder aspirar a puntuar en un escenario así y con Messi enfrente es ineludible que tu portero esté inspirado y complete una buena actuación. Remiro mantuvo con vida a su equipo con buenas intervenciones a los pies de Braithwhite, del astro argentino y, sobre todo, de Rakitic. El navarro sacó una mano espectacular al fuerte chut del croata.

El plan de Imanol estaba funcionado a la perfección, ya que, después de resistir como pudo a los mejores minutos en la segunda parte, su equipo afrontaba el tramo decisivo del encuentro con Oyarzabal muy fresco en la mediapunta. El eibartarra generó tres buenas opciones y las subidas por su banda de Monreal también creaban mucho peligro. Lástima que todo se fuera por la boda por un penalti que si se pita en otros países los protagonistas de verdad, es decir los jugadores, se frotarían los ojos y no podrían creérselo.

Una derrota en el Camp Nou tras jugar las semifinales de la Copa podría entrar dentro de lo previsible. Pero esta Real no entiende de imposibles y no le consoló ni la buena imagen que dejó. Su apetito es voraz y solo se conforma con puntos.