aixo afición txuri-urdin! Menudo papelón el mío. Me han dicho que debo escribiros una carta sin decir quién soy y sin ofrecer pistas demasiado evidentes. Sí, ya sé que es lo que vienen haciendo en este espacio jugadores y exjugadores de la Real. Pero me atrevo a decir que ninguno de ellos dejó en el equipo la huella que yo le imprimí. Triunfé con todas las de la ley. Y eso que los comienzos no resultaron sencillos, a imagen y semejanza de la trayectoria que había descrito durante los años previos. Mi carrera estaba atascada, alejada de contextos futbolísticos favorables para mis cualidades. Hasta que el aterrizaje en Donostia supuso para mí un antes y un después.

Bueno, en realidad, el punto de inflexión no coincidió exactamente con mi llegada. Ya os he comentado que me costó empezar a carburar. No marqué hasta finales de noviembre. Y fue entonces cuando todo arrancó, tanto en lo individual como en lo colectivo. Porque esa es otra. El equipo también sufrió en el inicio de curso. Y el entrenador. A partir de entonces, todo fue a mejor, durante la misma temporada y en las posteriores. Hasta que dejé el club llevándome el cariño de todos vosotros. Supisteis reconocer que, pese a algún que otro desliz, el cómputo general de mis años en Donostia resultó indiscutiblemente positivo.

Cuando me llamó para pedirme que redactara estas líneas, el periodista que se encarga de la página me preguntó cuál fue mi mejor etapa como blanquiazul, en qué momento ofrecí mi máximo nivel. Él mismo apuntó a una posible respuesta, y quizás tuviera razón. Me habló del tramo final de una campaña en la que el equipo ya no podía con su alma. Vivíamos las jornadas finales y asumí todo el peso ofensivo para, golito a golito, jugada a jugada, permitir que mantuviéramos un buen ritmo de puntuación. Terminé tan bien la campaña que llamó mucho la atención que no jugara el Mundial celebrado aquel mismo verano, aunque esa es otra historia distinta. Acabé tan bien la Liga que mi ausencia en el arranque del curso posterior hizo estragos en el equipo. No es que saliera de la Real, ¿eh? Continué en el club. Pero una extraña y muy lamentada lesión me hizo llegar de aquella manera a dos partidos que marcarían la temporada entera.