arcó un total de seis goles con la camiseta de la Real. El tercero de ellos lo hizo un 6 de abril. Y anotaría después en las jornadas 37, 40 y 41 del curso 2007-08. Parece evidente. Andrija Delibasic concluyó aquella temporada en buena forma. Pero su racha llegó demasiado tarde. Pudo servir para ascender a Primera, ya que fue el autor del momentáneo 1-2 en Medizorroza, diana que parecía encaminar al equipo txuri-urdin a Primera. Pero al final no resultó suficiente.

¿Cómo inició Delibasic aquel buen epílogo liguero en lo personal? La historia fue rocambolesca. La Real buscaba el ascenso. Y el presidente Iñaki Badiola agotaba las vías para conseguirlo. En pleno mes de marzo, insistía el dirigente en obtener la cesión del valencianista Nikola Zigic. La estrategia pasaba por obligar a David Vaughan a operarse el pubis. Cursar su baja federativa por lesión. Incorporar al propio Zigic. Y dar de baja igualmente la ficha de Delibasic para no agotar el cupo de extracomunitarios. Nada de esto terminaría ocurriendo. El mencionado 6 de abril de 2008, la Real remontó en Anoeta al Hércules (2-1), en el debut de Lillo en el banquillo. El momentáneo empate lo marcó Delibasic, quien se dirigió al palco con claros gestos para el presidente. Entendía Delibasic, a tenor de los mismos, que Badiola había hablado demasiado.

Aquello fue un punto de inflexión para el delantero, quien con el tolosarra como entrenador concluyó la temporada como titular. Le marcó al Cádiz, al Salamanca y al Alavés. Y, en cierto modo, relanzó incluso una carrera venida a menos. En 2004 había recalado en el Mallorca, procedente del Partizan. Pero nunca rindió en la isla y se le acumularon las cesiones, a Benfica, Braga, AEK Atenas, Beira-Mar y Real. Tras su experiencia en Donostia, fichó por el Hércules, ya en propiedad. Y tanto en Alicante como en el Rayo Vallecano ofreció un rendimiento más destacado. Se retiró en 2015 en la liga montenegrina, tras un exótico paso por Tailandia.

Fue internacional con Montenegro, aunque no debutó con el combinado nacional hasta septiembre de 2009. No le citaron para los históricos primeros compromisos de la selección, en 2007, y él declaró que nunca jugaría ya para su país, aunque luego daría marcha atrás.

El Mallorca le contrató en 2004 y en Donostia vivió su quinta cesión desde la isla, tras salir a Benfica, Braga, AEK Atenas y Beira-Mar