aixo afición txuri-urdin! Si tenéis la buena costumbre de leer esta página, sabréis ya que de vez en cuando se cuelan por aquí rivales txuri-urdin para hurgar un poco en la herida y recordar enfrentamientos con vuestro equipo. Yo soy uno de ellos. Y escribo partiendo de la base de que solo los muy frikis me identificaríais si soltara mi nombre a las primeras de cambio. No lo voy a hacer. Pero sí voy a aportar pistas más claras de lo habitual, porque si no nunca acertaréis quién soy y cuál fue aquel gol que tanto daño os hizo. Sucedió una tarde de junio, cuando veíais el objetivo cerca. Muy cerca.

Hablo de un gol porque en realidad lo que os fastidió la temporada entera fue eso, un gol. En vuestra memoria figuran dos tantos, los que completaron la remontada. Pero el primero de ellos ya resultaba suficiente para dejaros con las ganas. Yo hice ese, el del empate. Y el segundo lo anotó un compañero que, sin ser una súper estrella, quizás os suene un poquito más. Hace unos meses me entrevistaron en mi tierra. Y declaré que aquel tanto supone uno de los mejores recuerdos de mi carrera. Una carrera que tiene su miga, y que se vio marcada por las lesiones. Sufrí tres roturas de ligamento cruzado. La primera, con 16 años. La segunda, con 17. Y la tercera, con 18. ¿Sabéis qué es lo realmente increíble? Que antes de iniciar este calvario ya había debutado en el fútbol profesional, jovencísimo, con el Oviedo en Segunda División. La cosa prometía. ¡Si hasta compartía selección española juvenil con Sergio Ramos y David Silva!

Luego nunca pasé de la categoría de plata. Y eso que, cuando os marqué el famoso gol, pertenecía a un equipo de Primera. Al Deportivo. Me refiero al de A Coruña, ¿eh? Llegué al club en verano. Pasé media temporada en su filial. Y, como Lotina no me subía, en enero salí cedido al otro Deportivo. Jugaba como centrocampista. Y no solía ver puerta. De hecho, mi tanto a la Real fue el único que hice con el equipo. El entrenador me sacó al campo en el minuto 82 en sustitución de un buen delantero. Nadie lo entendió. Y, sin embargo, así nos llevamos el triunfo. A estas alturas sabréis ya de qué partido os hablo. ¿Pero a que no me ponéis cara ni nombre? Normal. Nunca pude llegar a hacer gran cosa. Las tres lesiones de las que os hablaba marcaron mi trayectoria siempre.