REAL Remiro; Gorosabel, Le Normand, Llorente, Aihen Muñoz; Guevara (Zubeldia, m. 46), Merino, Odegaard (Sangalli, m. 68); Barrenetxea (Portu, m. 75), Isak, Oyarzabal.

ESPANYOL Andrés Prieto; Javi Löpez, Lluis Löpez, Calero, Pedrosa; Pipa (Piatti, m. 66), Pol Lozano (Víctor Sánchez, m. 59), Iturraspe; Vargas (Víctor Gómez m. 72), Ferreyra, Wu Lei.

Árbitro Hernández Hernández (Las Palmas). Amonestó a Merino, Guevara, Aihen Muñoz, Wu Lei, Javi López y Pol Lozano.

Goles 1-0, m. 45: Barrenetxea. 2-0, m. 61: Isak.

- “Si la Real mantiene a Oyarzabal y a Barrenetxea, va a tener dos aviones en las bandas para más de una década”. Son palabras de uno de sus compañeros de vestuario. Elogios con los que coincidió Remiro: “Barrene es un avión”, declaró cuando se refirió a los jóvenes valores de la cantera txuri-urdin. La Copa tiene estas cosas. Descubre nuevos héroes que, por los motivos que sean, no han encontrado continuidad o simplemente todavía no han asomado la cabeza en el primer equipo. En el caso de la última perla de Zubieta, pese a sus 18 años recién cumplidos y aunque parezca increíble, su caso era el primero porque ya había debutado y jugado nueve partidos el curso anterior.

Barrenetxea, el chico de la Copa, volvió a marcar la diferencia ante el Espanyol como ya había hecho en Ceuta. La Real fue volcando su juego hacia la banda izquierda consciente de que el donostiarra rompería el duelo en cuanto tuviese ocasión y ajustase su punto de mira. A la cuarta oportunidad de peligro atinó con un inesperado latigazo seco y raso al primer palo que sorprendió a Prieto.

No fue un partido sencillo. En las horas previas Willian José había abandonado la concentración para presionar al club con el objetivo de que aceptara su marcha al Tottenham. Su espantada intoxicó el ambiente previo e incluso hizo peligrar una eliminatoria a vida o muerte ante un rival, colista en la tabla y vivo en Europa, que no tenía demasiadas ganas de perder el tiempo partiéndose la cara en la Copa. A rey muerto, rey puesto. Isak asumió la responsabilidad de marcar goles en la punta de ataque y su magnífico golazo, que sentenció la contienda, prometía emociones fuertes. Bueno, como casi todas sus apariciones, muchas de ellas cortas, desde el inicio de la temporada. Fichajazo.

La Real siempre buscó con más decisión una clasificación que solo peligró en un cabezazo de Ferreyra que pudo significar el 1-1. Odegaard y Oyarzabal no aprovecharon varias opciones que hubieran allanado aún más el camino. En octavos, con un balance de 14 goles a favor y ninguno en contra. Con eso quedaba todo dicho. Que pasara el siguiente.