Después de salir de la Real en verano, Oihana recaló en el Eibar, aunque este invierno optó por fichar por el Pozoalbense de Pozoblanco, provincia de Córdoba. Hace unos días abandonó su confinamiento allí para regresar a casa y ejercer su otra profesión. La atxabaltarra ya hace paradones al coronavirus con sus guantes de enfermera. Otra heroína sin capa...

¿Cómo ha llegado a esta situación?

-Cuando empezó todo esto, yo estaba en Pozoblanco y veía que la situación iba a ir a más. Cuando se nos suspendió la Liga, al principio por dos semanas, yo no pude volverme porque estábamos allí esperando a ver si se alargaba o no. El confinamiento me pilló allí y, tal y como estaba la situación, que cada vez era más grave, comprobé que faltaban sanitarios y empecé a pensar: ¿Por qué me tengo que quedar en casa cuando puedo ayudar? Lo más cómodo sería quedarme en casa y esperar a que pase todo, pero tengo a mis compañeras de profesión ahí jugándose la vida o trabajando un montón de horas al día, sin descanso, y yo sin hacer nada. Pues me dije voy.

¿Tenía claro volver a casa?

-Yo prefería venir a Euskadi y así estaba en casa, pero tampoco descartaba irme a Madrid, porque es donde peor está la situación. Esa primera semana empecé a hablar con los hospitales guipuzcoanos, sobre todo el de Arrasate, que es el pueblo de al lado, pero en ese momento no necesitaban a nadie. Hablé con Txagorritxu también y al final el martes de la semana pasada me llamaron del Hospital de Zumarraga y lo tuve claro: Me voy a casa. Metí un par de cosas en la maleta y vine. Empecé el lunes a trabajar.

¿Qué se ha encontrado?

- La verdad es que estoy bien. Me encuentro en una planta donde tengo casos positivos, pero es una planta de tránsito en la que están esperando a que sean positivos o no. No es tan grave como la que tiene gente que sufre problemas respiratorios, porque están en la UCI y en otros sitios y la zona está mucho mejor preparada, pero tenemos gente que son positivos y, aunque padezca problemas respiratorios o no, tú te tienes que proteger porque esa persona está contagiada. Es la tensión de tener que vestirte, quitarte bien las cosas, estar todo el rato con la mascarilla, lavándote las manos con precaución y esa tensión.

Tiene miedo, pero prefiere ayudar. Una profesión muy vocacional.

-Es así. Yo me podía haber quedado allí hasta que esto pasara y no correr el riesgo, pero es que prefiero afrontarlo y ayudar a mis compañeras y a la gente y ser una pieza más para que no metan tantos turnos o lo que sea. Elijo hacer eso antes que quedarme en casa de brazos cruzados.

¿Preocupada por la situación y la falta de medios?

-Viendo lo que veo, yo ahora mismo no lo veo tan mal. Tenemos equipos de protección, mascarillas, gafas... De todo y no nos ponen pegas. Pero vista la situación, que hacen falta muchos equipos en muchos lados y que hay escasez, no sé si habría que priorizar pero sí usarlos con cabeza, sin malgastar, porque igual luego nos faltan. En otros sitios es cierto que se la están jugando, porque casi no tienen protecciones y no debería ser así.

El año pasado ya compaginaba el fútbol con la enfermería.

-Desde que he salido de la carrera, que este año va a hacer cuatro años, cada año he podido compaginar un poco. Es verdad que el año pasado y este también he trabajado más en residencias y no estaba tan acostumbrada al hospital. En hospital trabajé cuando jugué en Zaragoza, pero no estuve demasiados días, así que casi se puede decir que no había pisado un hospital desde que acabé las prácticas en la carrera.

Imagino que estarán intimidados ante la gravedad del asunto...

-Se está intentando conseguir una vacuna. Hay sitios en los que están experimentando con fármacos para ver lo que funciona y lo que no, pero nos encontramos ante algo imprevisto que desconocemos cómo se puede curar ni cómo funciona. Porque tú puedes venir, estar ingresado dos o tres días y luego ponerte peor. Y te preguntas qué pasa aquí, que no sabemos cómo evoluciona esto. Cuando una cosa no se puede controlar siempre tenemos algo de miedo, porque nos gustaría saber cómo afrontarlo. Ahora mismo no se sabe y nadie sabe si va a ser todos los años, si no... Ese desconocimiento y la falta de control ante la situación te genera un poco de miedo, inseguridad, incertidumbre...

A los guantes está acostumbrada...

-Sí (risas). Pero es cierto que quitar y poner, y sudar y lavar las manos con alcohol, se nota que las manos las tenemos un poco secas, pero no me molestan nada.

¿Su club le ha apoyado?

-Sí, la verdad es que sí. Lo comenté en casa, luego en el club y la presidenta no me puso ninguna pega. Me dijo que le parecía estupendo. Cuando recibí la llamada, le escribí para decirle que me iba y me contestó que tranquila. Por esa parte estoy contenta.

¿Cómo salió de la Real?

-Son cosas que pasan en la vida y en el fútbol. Yo había apostado por el Eibar, pero las cosas no empezaron a salir como yo me esperaba. Como tampoco vivimos de esto, hay unos límites que no se deben sobrepasar. No solo en el fútbol, sino en la vida diaria. Yo llegué a ese límite y sentí que no podía seguir media temporada más. Necesitaba un cambio. Primero dejé el Eibar justo en vacaciones, me llegó esta oferta y la acepté porque era medio año. Como necesitaba un cambio, no me iba a venir mal y estoy muy contenta. Es diferente a todo lo que he vivido, porque estar los últimos cuatro años en Primera y este año en Segunda también se nota, pero estoy contenta y me ha venido muy bien. Además, estoy jugando.

¿Le dolió marcharse de Zubieta?

-Siempre te fastidia porque siendo de la Real... Pero sabemos estando dentro sabemos lo que hay y te puede fastidiar un poco, pero es otra etapa más que he vivido. Me llevo un año muy bonito que he vivido y he llegado al club de mi vida. Me quedo con lo mejor. Me sentí querida por mis compañeras y por la afición. Y la Real tiene dos buenas porteras este año.

Eligió la portería por el aita.

-Había sido portero y a mí me gustaba el fútbol y pensaba pues me pongo yo. Ahí empecé y ya está.

En el documental 'Sua' recuerda emocionada a su tío también.

-Mi tío, el hermano de mi ama, súper realzale y súper futbolero. Siempre me seguía, pero cuando estaba en el Oiartzun me arropó aún más. El año que yo estaba en Zaragoza falleció y cuando fiché por la Real pensé: Jo, si esto lo hubiese visto mi tío. Hubiera estado en Granada seguro disfrutando. Me acordé mucho de él.

Lo vivido en la final de Granada vale casi por toda una carrera.

-No me lo hubiese imaginado nunca, ganar una Copa y con la Real. Nunca te lo esperas, y es una cosa que todavía lo pienso, veo el gol de Nahikari y se me ponen los pelos de punta.

Fue una gesta ante un equipazo.

-Siempre hay un favorito que suele ser el equipo grande, que aspira a más, que es mucho más profesional que tú, que tiene jugadoras la mayoría internacionales... Está claro que eran favoritas, pero nosotras demostramos que con muchas ganas y mucho trabajo se puede dar la sorpresa.

¿Sigue mucho a sus excompañeras?

-Siempre que he podido les he visto jugar la liga o la supercopa y he hablado con alguna. Se nota que tienen altibajos. Pero han arrancado y me da pena que ahora tengamos el parón este porque no sé cómo nos va a afectar a todas. Pero este año es verdad que han tenido no la presión pero sí el cartel de campeón de Copa. Siempre les he animado desde aquí, mantengo el contacto con muchas.

¿Iba a ir a la final de Sevilla?

-La verdad es que sí. A algunas compañeras les decía que veía que la final iba a ser un derbi y tengo una sevillana en el equipo y le repetía: Como sea un derbi te voy a llevar. Y cuando ganó la Real, le escribí. Y cuando ganó el Athletic, le dije ¿Ves? Derbi en Sevilla.

¿Qué previsión de vida hace?

-A corto plazo, este mes tengo claro que voy a estar trabajando de enfermera. A mí me gustaría que en mayo estuviésemos todos bien, pero lo veo crudo. Ojalá me equivoque, pero prefiero mentalizarme de que vamos a estar un tiempo y que luego ya saldremos. Jugar no lo sé, a nosotras nos quedan seis u ocho partidos, viendo que son pocos partidos y a finales de mayo empezamos, igual en junio nos da tiempo a terminar la Liga, pero es que no sabemos qué va a pasar y en base a eso estará ligado el futuro porque la Liga se queda medio corta y a ver qué pasa con los ascensos y los descensos...

¿Le queda cuerda de portera o se plantea centrarse en su trabajo de enfermera?

-Yo espero que sí. Ganas tengo. Voy a hacer 28 años, una buena edad, pero hay que valorar todo.