ucedió una todavía calurosa tarde de septiembre, en 2007. La Real acababa de iniciar una tediosa travesía de tres años por la Segunda División, época durante la que los sinsabores se multiplicarían. Y, sin embargo, el paso del tiempo ha condensado todos aquellos recuerdos negativos en un único partido. Solo era el tercero tras el descenso. La tercera jornada de aquella Liga. Aterrizó en Anoeta el Polideportivo Ejido. Y ganaron los almerienses 0-1. ¿Quién marcó el gol?

El resultado implicó un varapalo lo suficientemente importante como para que en la memoria del aficionado txuri-urdin perduren detalles adicionales. Al menos supone un pequeño consuelo que, casi trece años después, aquel verdugo de la Real haya alcanzado un estatus de nivel. Hablamos de Jorge Molina, actual delantero del Getafe, que en aquella campaña 2007-08 luchaba en las filas del modesto club andaluz para labrarse un futuro futbolístico. Ya no era ningún pipiolo. Tenía 25 años. Acababa de aterrizar en el Poli procedente del Benidorm. Y continuaría en El Ejido la temporada siguiente, ya en Segunda B. Su gol en Anoeta le supuso una alegría. Pero el verdadero punto de inflexión en su carrera llegó en verano de 2009, cuando fichó por el Elche. La Real sufrió en primera persona sus buenas prestaciones como franjiverde.

El actual equipo txuri-urdin suma siete victorias consecutivas en Anoeta. Y se encuentra a una (ocho) de igualar el récord histórico en el estadio, una marca que no es superior porque Jorge Molina impidió con el Elche un noveno triunfo seguido durante la campaña del ascenso realista. Fue en un 0-1 de los alicantinos con gol del propio Molina desde los once metros, tras penalti y expulsión de Claudio Bravo. El punta de Alcoy terminaría la campaña como Pichichi de la categoría, un logro que certificó en la última jornada, de nuevo con los blanquiazules enfrente. Estos, ya ascendidos, no se jugaban nada. Y perdieron 4-1 en el Martínez Valero. Los cuatro goles llevaron la firma del ariete local.

Estos números le sirvieron para recalar en el Betis, club con el que ascendió a la máxima categoría. Y en ella volvió a marcar en Anoeta, en calidad de verdiblanco. Ahora, con la camiseta del Getafe, ha pisado el césped donostiarra en tres ocasiones. Pero no ha visto puerta en ellas.

El delantero alicantino no era ningún principiante; tenía 25 años y tardaría dos más en recalar en el Elche, club en el que termino de explotar