una de las cosas que más llama la atención cuando entras en Ipurua es que en la cubierta de las tribunas aparece escrita la leyenda Another football is possible (Otro fútbol es posible). Soy plenamente consciente de que en realidad lo que pretende defender es que hay distintas maneras de jugar a este deporte y que las señas de identidad armeras siempre se han caracterizado por la lucha encarnizada por cada balón y cada duelo en el campo, por no sentirse menos que nadie de antemano y por mirar de frente a cualquier rival que le visite sea cual sea su potencial. Yo siempre lo he visto como un aviso para navegantes con el objetivo de que sean plenamente conscientes de que les aguardan 90 minutos de perros y, sobre todo, distintos. Es curioso, pero han dado en el clavo. Lo siento. Otro fútbol era posible. El que conocíamos todos ha muerto. Les acompaño en el sentimiento. El VAR ha acabado con el verdadero espíritu salvaje que caracterizaba a nuestra gran pasión. Y es una pena, porque estaba llamado a ser un arma que ayudara a mejorar este deporte y convertirlo en más ecuánime, algo que yo también consideraba necesario, sobre todo para evitar errores groseros e incomprensibles como se han dado siempre.

Hay que ser justos. El primero que puso el grito en el cielo fue Mendilibar. Al principio nos hacían mucha gracia sus quejas, pero, una vez más, se ha demostrado que más sabe el diablo por viejo que por diablo. No estoy tan de acuerdo con algunas declaraciones suyas que, al menos a mí, me han parecido quejas infundadas, como las críticas a la Real por jugar en Tolosa la Euskal Kopa o las continuas puyitas, algunas graciosas otras no, a los periodistas. Pero sus protestas sobre el VAR se han ido cumpliendo una a una. En una entrevista concedida a El Larguero el pasado 8 de octubre, ojo a la fecha, lo dejó visto para su cierre inmediato: "El problema es que a veces no sabes ni a qué atenerte porque no tienes ni idea de lo que están revisando, si es una mano, una falta€ Y lo curioso es que el mejor ejemplo de cómo hacer las cosas lo tienen en el rugby. Estuve viendo el Mundial y, cada vez que el VAR entraba en juego, las imágenes las veía todo el estadio, porque lo emitían en directo. Lo que hablaba el árbitro de campo con el del VAR lo escuchaba todo el mundo. Está todo muy muy claro y eso sin saber si aciertan o no". El gran inconveniente, como suele ser habitual en el fútbol español, es la necesidad de ocultar cosas, lo que acaba beneficiando a los de siempre: "Aquí es todo oscurantismo. Las imágenes que salen después no podemos saber si son todas o solo las que les interesan a ellos. Si el VAR ha de seguir adelante, debería haber mucha más transparencia, sobre todo para los que están viendo el partido en el estadio, que no tienen ni idea de lo que está pasando. No confío para nada en el VAR ni en el que traza las líneas de este. Las máquinas las manejan las personas y habrá gente que sepa aplicarlas bien y gente que no, o gente que no quiera hacerlo bien. No tengo ni idea. Lo que está claro es que cada vez hay más confusión, y es señal de que no se hacen bien las cosas".

Insisto, era el mes de octubre. Cuando salía del Bernabéu tras el 3-4, me encontré con un conocido exdirigente txuri-urdin, a quien telefonearé en breve, y, en mitad de la euforia que casi nos llevó a darnos un abrazo de gol, no tardó en soltarme cariñosamente: "Llámame algún día para que te dé mi versión sobre el VAR. Es una vergüenza lo que está pasando". No, no somos casposos y sabemos tanto o más de fútbol que los demás. Pero, sobre todo, lo que podemos garantizar es que, aunque se rían continuamente de nosotros, no somos tontos. Y no nos vamos a callar, pese a que nuestro club siga escondido, acobardado, para evitar supuestas consecuencias negativas. ¿Más? El VAR es un excelente invento para los goles fantasma y para los fueras de juego, pese a que trazar líneas por centímetros o milímetros debería estar prohibido. Porque, al menos yo, desconozco cuándo y por qué abolieron la norma de los jugadores habilitados por encontrarse en línea con la zaga.

Para todo lo demás, desinformación y decisiones subjetivas. No fueron pocos los que aventuraron que tarde o temprano todas las innovaciones acaban beneficiando a los más poderosos, como casi todo lo que sucede en nuestro fútbol. Hasta que lo hemos comprobado este sábado en Barcelona, en lo que ha supuesto para mí la gota que ha colmado el vaso. Porque a los colegiados que fueron valientes en el Bernabéu en el no penalti de Rulli a Vinicius les humillaron hasta el punto que su propio comité, no se sabe muy bien el motivo para inducir a lapidación, hizo pública su frase "Todo OK, José Luis". Desde ese momento, Melero López, que era quien estaba disfrazado de árbitro ante las pantallas, ha sacado una roja de risa a Willian en un partido clave el año pasado en Vigo, no ha señalado un penalti imposible de no pitar si no es por voluntad propia a Januzaj en Leganés y ha hecho un gran esfuerzo para que dos minutos después de que sucediera la jugada se castigara como penalti el balón que le cae en el hombro-brazo a Le Normand.

Los sabios que creen saberlo todo defienden que el VAR solo entra en acciones manifiestas y no se dan cuenta de que, aparte de añadir otro componente subjetivo a las decisiones, lo que antiguamente llamábamos fútbol se ha convertido en un deporte en el que se puede priorizar la búsqueda del penalti antes que la del gol. En el que se analiza con lupa todo lo que sucede en las áreas en investigaciones más propias de Sherlock Holmes que de un juez deportivo que debería impartir justicia tratando de pasar inadvertido. Tengo unos amigos (yo no eh) que solían jugar al Quinito, un divertimento para beber alcohol. Este, al parecer, consiste en jugar al mentiroso con dados mientras se van poniendo reglas. Y el que las incumple, pierde. O, en este caso, bebe. En el momento en el que se ponía la norma de que no se podían hacer preguntas tontas se abría la Caja de Pandora, porque todos metían la pata al generar polémicas discusiones largas en las que no se podían decir, por condiciones impuestas anteriormente, ni nombres propios, tacos, ni decir Quinito€ Lo mismo sucede con la figura esa de las acciones manifiestas. ¿Pero quién determina lo que es un fallo claro o no para corregirlo? ¿Cuántas imágenes similares han circulado por las redes sociales en las que el mismo colegiado no ha señalado nada? ¿Cómo es posible que en Granada una mano mucho más clara se quedara sin sanción ante el Valladolid? Si no se aclaran ni ellos, ¿cómo nos van a hacer creer que es más justa esta supuesta revolución tecnológica? Como dice con razón Mendilibar, "yo los quitaría a todos".

Este fin de semana tras el partido del Barcelona me fui a la cama directo, como Imanol cuando era pequeño y la Real perdía; y el gol del rojiblanco Williams a tres minutos del final en Pucela me privó de ganar 1.700 euros en una porra. Solo en uno de los dos sucesos tuvo influencia el azar. Y les aseguro que no fue en el del Camp Nou. Que gane el mejor, pero, sobre todo, que el VAR nos deje disfrutar de un derbi en paz.