Donostia - La Real busca esta noche el pasaporte a una final de Copa 32 años después. El equipo realista intentará hacer valer el gol de ventaja con el que se desplaza hasta Miranda después del sufrido 2-1 de la ida. No lo va a tener fácil ante un adversario de inferior categoría pero que ha demostrado con creces en la competición que es capaz de competir contra cualquiera y que en su estadio puede tumbar al que sea. Y si no, que se lo pregunten a Celta, Sevilla y Villarreal, los tres Primeras que no salieron vivos de Anduva. Los dos últimos por cierto, para situarnos, rivales directos de la Real en la lucha por entrar en Europa vía la Liga.

No va a ser fácil. Ese es el punto de partida para afrontar un encuentro de vuelta histórico para los dos equipos. Aunque si en la ida la Real sintió vértigo y le temblaron las piernas por la inusitada expectación e ilusión que generó en su afición y por su obligación de ganar, en esta ocasión el que corre el peligro de perder pie es el Mirandés. Los burgaleses también van a sentir la presión de tener que vencer, al necesitar derrotar a uno de los gallitos de la temporada para consumar un éxito espectacular.

Aunque en un duelo a cara de perro de 90 minutos puede suceder cualquier cosa, en principio la Real mantiene el cartel de clara favorita. Además de por la diferencia de nivel de su plantilla y de su mayor jerarquía, las estadísticas están de su lado. Su mayor riesgo es evitar el 1-0, un resultado factible, con el que se clasificarían sus adversarios por el valor doble de los goles en campo contrario. Pero resulta complicado pensar que vaya a producirse ese marcador, cuando los realistas solo han dejado de ver puerta esta campaña en tres partidos, todos ellos de Liga, y cuando el Mirandés es un conjunto valiente que propone encuentros abiertos de ida y vuelta, por lo que no se puede descartar un resultado abultado. Si el 1-0 es la fórmula ideal para los locales, el plan perfecto de los donostiarras es ver puerta pronto para decantar el signo de la eliminatoria. Por cierto, como también lo advirtió el hernaniarra Gorka Kijera, todo cambia cuando Anduva se encuentra muy pesado por la lluvia, como parece que lo estará.

Imanol, uno de los grandes artífices de que la Real mire de frente a este sueño, tiene bastante claro el once. Su única gran duda es si mantiene a Januzaj, que se ha enchufado en la hora de la verdad a la buena campaña de su equipo, o si regresa un descansado Portu. Si se tiene en cuenta que será un partido de lucha y sacrificio, parece favorito el murciano. El resto será su once de gala de la gran racha de las ultimas semanas, en las que ha ganado ocho de sus últimos nueve encuentros.

El Mirandés llega embravecido por lo que considera una injusticia por la diferencia de los horarios. Aunque con una racha bastante discreta en la Liga, en la que se han quedado en tierra de nadie, los de Iraola se van a jugar todo a una carta contra la Real. Se sienten fuertes en su guarida, ante su gente y recuperan a Merquelanz, uno de los tres cedidos por la Real y su futbolista más resolutivo arriba. Conocen sus límites y tienen pegada.

Dos equipos a 90 minutos de entrar en la historia de sus clubes. Pocas cosas más grandes que esa.

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