donostia - Bonito homenaje.

-Fue un reconocimiento, sobre todo, a hacer todo lo posible por estos colores, que realmente siento míos. Estoy muy agradecido. Un día perfecto. Fue muy emocionante, no sabía que mis excompañeros iban a estar en el campo haciéndome el pasillo. Es una de las fotos que con más cariño guardaré de por vida.

¿Se ha sentido querido?

-Como futbolista, siempre he sentido que ha habido una parte de la grada que me ha apoyado muchísimo y otra parte que no tanto, pero siempre he sentido el cariño y el respeto, nunca han puesto en duda de que todo lo que he hecho ha sido lo mejor posible y priorizando el juego de la Real o el club. Y, en ese aspecto, sentir que toda la gente tiene ese buen concepto de mí me hace feliz.

Se retira. No podía más.

-En Getafe tuve una lesión de menisco que fue bastante grave y desde entonces esta rodilla me ha dado mucha guerra. Siempre me he tenido que estar infiltrando y eso ha conllevado sufrir muchas lesiones en la otra pierna. Y ya este año, que tenía intención de reengancharme al fútbol después de este calvario, volví a lesionarme de esta rodilla, y, a día de hoy, no tengo menisco y a poco que corro o haga deporte se me hincha. Los médicos me dijeron que lo mejor era dejarlo y tuve que dar este paso. Tengo el cartílago dañado y un edema óseo, pero ya está asumido.

Y eso que su talón de Aquiles eran las lesiones musculares.

-Mi cuerpo me ha dado muchísima guerra a lo largo de mi carrera. Desde muy joven empecé con lesiones musculares, hice mucho tratamiento, mucha investigación para tratar de encontrar el motivo, empecé a trabajar de una forma, haciendo muchísima prevención y masajes, rodeándome de muy buena gente tanto en la Real como en alrededores y, más o menos, conseguí ser un jugador normal en ese sentido. En el Getafe ha sido más tema de articulaciones y huesos, que no se puede prevenir.

Tenía un ritual de entrenamiento.

-Cogí una costumbre que veía que era muy necesaria para mí: veía que tenía que hacer mucha movilidad, mucho estiramiento, mucha fuerza de prevención. Y hacía todos los días esos ejercicios diarios de prevención más un masaje antes del entrenamiento porque veía que sin eso no podía entrenar a gusto porque veía que el riesgo de lesión era muy grande.

¿Le dan miedo las secuelas?

-Sí. Es la parte negativa que le puedo encontrar a esta profesión: las secuelas que me quedan. Mi cuerpo me va a dar guerra porque esta rodilla no me va a dejar hacer todo el deporte que quisiera. Por ahora no quiero pasar por chapa y pintura. Por ahora solo puedo hacer bici.

¿Ha llorado mucho?

-No soy muy de llorar, pero por las lesiones sí. En el Vecindario, cuando empezaba. Era muy joven. Y ahora en mi última época, en ambas por no entender mi cuerpo. He llegado a pensar en cosas de supersticiones y de brujos. A límites que no entran dentro de mi personalidad.

Su familia ha sufrido con usted.

-Tanto mi familia como mi mujer han sufrido mucho. Los momentos buenos son muy buenos, pero los malos son muy malos; es una montaña rusa. Y para unos padres, ese sufrimiento se magnifica porque tu hijo es una persona popular y estás en boca de la gente. Si volviera atrás, a mis padres les gustaría que volviera a ser futbolista, pero ahora que lo he dejado han sentido liberación. Sobre todo mi madre, porque es tan empática que lo pasaba mal. Y le decía: Ama, que estoy bien. Pero ya sabes como son las madres y la mía es guerrera. En ese tipo de cosas no suelo estar de acuerdo, pero es que me quiere tanto que saltaba.

Se está formando...

-Estoy a día de hoy estudiando para director deportivo y entrenador simplemente por formarme. Director deportivo es algo que desconocía y entonces me está gustando más. Me veo más en una secretaría técnica. A día de hoy, el papel del entrenador lo veo como algo muy lejano.

Volverá a casa pronto, ¿no?

-Nuestra intención es volver en julio porque esta es nuestra casa y es donde nos sentimos felices, aunque en Madrid hemos estado muy contentos. Pero cuando las niñas acaben el colegio volveremos a Donosti.

¿Y a la Real?

-No ha habido ningún tipo de acercamiento. Yo no quiero forzar nada. Tengo unos meses para formarme y aprender, ahora me voy a Liverpool a aprender inglés? Luego que las cosas salgan de manera natural porque quiero trabajar en algo que me sienta realizado. Sin forzar nada.

Su carrera. El Sanse de Arconada.

-Yo tuve la suerte de que cuando estaba en categorías anteriores fue todo muy rodado y me pasaron muy pronto al Sanse y ahí coincidí con una generación que eran tres o cuatro años mayores, gente brutal, con un entrenador muy bueno. Gonzalo me enseñó muchísimo.

Era habitual en las selecciones.

-He ido desde la sub'15. Era como la parte del fútbol en la que solo veía lo bueno porque no había lesiones, normalmente ganábamos, jugábamos bien? La tengo idealizada.

Con Silva, Cesc...

-Silva me parecía brutal. Pero el que más me sorprendió fue Cesc, que era un año menor; estaba conmigo en la habitación y es un chico súper humilde, como si nada... De repente se convirtió en el mejor jugador, el máximo goleador de un Mundial y el año siguiente ya jugó en el Arsenal, y es lo que es a día de hoy. Fue el mayor salto que he visto en un jugador a escala mundial.

Fue campeón de Europa

-Gané el Europeo sub'19 con la generación que son un año mayor que yo: Sergio Ramos, Valero, Albiol, Soldado? Tengo más recuerdos de esa época que luego de la actualidad.

Vuelve y se va cedido al Eibar.

-Un año muy difícil. El salto que di al Eibar fue el más grande que he sentido. De repente me encontraba en el Eibar, con jugadores de Segunda, y un ritmo de entrenamiento y de competición brutal. Me acuerdo que en las dos primeras semanas decía: Hostia, aquí la gente, más que qué calidad tienen, a qué ritmo juega. A mitad de la temporada tuve una fractura de tibia, yo solo, por estrés; corriendo en un día que estaba nevado sonó ¡plac! Se me reventó la tibia, me tuvieron que meter dos clavos y ahí se me joden tres meses, el equipo estaba mal, tuvimos tres entrenadores? Fue el primer año, digamos, que jugué con padres, que competía por un puesto, con tíos con bigote, con hijos?

¿Qué hacía Markel en Vecindario?

-Tenía que ir a un equipo que tuviera muchas posibilidades de jugar. Vimos que en Vecindario era la opción mejor para jugar y ahí me planté. Otros tres entrenadores. De Pacuco todavía me acuerdo y tengo relación con él, nos mandamos mensajes, me recuerda a un Mendilibar de Canarias, una persona muy normal, muy querida. Y jugaba Xisco. Hice la mili allí.

Y vuelve a la Real, que ha bajado.

-Tuve mucha mucha suerte, porque el descenso coincidió con dos años muy malos de lesiones y la Real estaba muy necesitada, y tenía que apostar por la cantera. Hizo una apuesta por una generación que creyó que venía buena, con pinceladas de fuera para sacar adelante al club con esta idea.

Primer año con Coleman y Badiola.

-Me acuerdo que el inicio fue? No estaba preparado ni mentalmente. Era un ambiente muy hostil alrededor de la Real. Todo era negativo y había que estar muy fuerte mentalmente. Ahora que ya soy veterano era un momento para gente veterana o que no fuera de aquí, gente con la mente limpia. Fue un año complicado y diría que fue igual mi peor año a nivel mental. Con dudas conmigo mismo, que decía valgo o no valgo.

Lillo lo cambió casi todo.

-Siempre le he visto como un entrenador de entrenadores, una persona avanzada, uno que piensa de más. Tiene cosas de genio. Te decía cosas que no habías oído nunca y aprendías. Nos hizo ver que no éramos tan malos como todo lo que nos rodeaba. Mentalmente y tácticamente, fue clave.

Era el jugador 12 para Lasarte.

-Jugaban Diego Rivas y Aranburu. De ese año tengo muy buen recuerdo porque Diego estaba a un nivel altísimo, y cuando pasa eso tú tienes que asumir que tu rol es diferente y que no has hecho méritos para ser el titular. Aranburu siempre estaba bien, y yo era el primer cambio. No era titular, pero me sentía muy partícipe. Tenía la sensación de que iba a todos los partidos e iba a ser el primer o el segundo cambio. Martín es un motivador, sacaba lo máximo de un jugador y los resultados están ahí.

El ascenso, ese momento.

-Todo el mundo que ha jugado en la Real dice que ese año fue increíble. Sobre todo para los que somos de aquí, para los que hemos vivido la Segunda División, fue euforia, pero sobre todo liberación. Pensábamos la hemos vuelto a poner donde ha estado siempre y no vamos a ser nosotros los que la dejemos aquí abajo. Fue una liberación.

Montanier sorprendió a todos.

-Puede ser que cuando más rendimiento saqué fue con él. Le gustaba el balón, ser muy vertical, pero siempre quería una figura muy defensiva que mantuviera la posición. Confiaba en esa faceta mía. Y luego como persona era brutal, buena persona, detallista. Perdíamos, la prensa metía caña y él asumía su responsabilidad. Esas cosas hacen que te ganes al vestuario, porque sabes que si hay algo que te va mal te va a ayudar. Había como una empatía entre él y el vestuario que era difícil. Como ganas de ayudarle. El mejor año que ha hecho la Real en muchos años en parte es porque él creó en nosotros una empatía hacia él. Era una persona que llegaba. Y la alegría de entrar en la Champions...

De Segunda a Old Trafford. Gesta.

-El mérito es de Loren en este caso, del presi, de la directiva que hicieron una apuesta muy clara en la que también estaba yo y que consiguió que esa generación jugara en Old Trafford. Es muy importante en un club el sentido de pertenencia, cada día lo tengo más claro y cuanto más he salido más importante me parece.

El recuerdo de Manchester.

-Tengo el recuerdo de salir del hotel. Brutal. Esa sensación de con toda la mierda que he vivido en la Real... para un jugador es lo máximo. Al margen de un título, lógicamente, ahí tocas el cielo. Otra vez la afición y el equipo a la vez. Tengo grabada la salida, ver a la afición y estuve como dos días pensando qué bonito es cuando el equipo y la afición están unidos.

Jagoba lo tenía fácil con el plantel, pero estaba bajo sospecha.

-Seguimos manteniendo una buena relación. Me parece una buenísima persona, muy buen entrenador, y creo que el primer año fue muy bueno: jugando Champions entramos en Europa. Pero es verdad que después de Krasnodar todo se crispó. Ya ves el rendimiento que está dando. Tengo mucha relación con jugadores de Osasuna y todos me hablan muy bien de él. La deseo lo mejor porque tanto él como Bittor fueron gente muy buena y a nivel de dirección también.

González González les privó de la opción de levantar un título.

-Luego se olvida, pero en el momento tienes esa sensación de qué rabia, con lo que cuesta. Pudimos estar ahí, hicimos cosas muy bien para dar ese paso. Así es el fútbol.

Moyes siempre fue un extraño.

-Creo que él no supo adaptarse ni a nosotros ni al club y quizás nosotros no llegamos a entender lo que quería de nosotros. Todo lo que te digo de Montanier, pues lo contrario. No empatizamos con él, ni él con nosotros, y cuando no vamos todos en la misma dirección todo se complica. Creo que es un buen entrenador, ahí están sus números, pero no supo adaptarse a la filosofía del club, a lo que conlleva Donostia. Creo que para venir a este club primero tienes que entender qué es la Real y qué rodea a los jugadores de la Real y ahí nos costó a nosotros y le costó a él.

Con Eusebio se acabó la historia.

-Es el entrenador que menos ha contado conmigo y a nivel personal es con el que más relación tengo de fuera. Cuando no juegas no estás del todo feliz, pero a nivel humano y profesional siempre me ha tenido en gran consideración. Siempre me ha dicho que soy un ejemplo, y su trato humano hacia mí siempre ha sido muy bueno y puede que sea uno de los entrenadores al que más cariño le tengo.

Getafe. ¿Cuál es el secreto?

-Es un dato objetivo. Como en el Getafe no he entrenado en mi vida y creo que no se entrena en ningún equipo a nivel nacional. No hay un conjunto que se ejercite tanto a tanta intensidad. Los entrenamientos son larguísimos, muy físicos, con mucha fuerza? Un miércoles pueden ser dos horas y media pasadas, que eso siempre se ha pensado que es excesivo para un rendimiento óptimo. Y yo me he dado cuenta de que si tú tienes una buena planificación, unos buenos conocimientos, que es lo que tiene el preparador físico del Getafe, entrenando mucho puedes estar muy bien físicamente, llegar muy bien al fin de semana y hasta evitar lesiones. Yo no tengo ni idea de cómo se hace, pero se entrena mucho y en gran parte los logros del Getafe es por eso. En cada entrenamiento el míster no contempla el dejarte llevar; si hay un partidillo, tienes que ganar sí o sí y, es mérito de Bordalás y de su cuerpo técnico.

Mirá atrás. ¿Orgulloso?

-A todo el mundo le gusta mirar el pasado. He tenido muchas dificultades en cuanto a lesiones y momentos sociales no tan buenos, frenazos, pero estoy orgulloso porque mentalmente siempre he tirado para adelante, he creído mucho en mi trabajo y tengo la sensación de que en lo bueno y en lo malo siempre he sido honrado y he puesto al club por encima de mí. En ese sentido, hubiera podido ser mejor, pero también peor. Como te he dicho antes, en un momento puntual tuve la suerte de meterme en el equipo, no sé cómo podría ser de otra forma. Ha sido lo que es, pero estoy orgulloso porque he tenido vaivenes y siempre he tirado hacia adelante.

¿Cambiaría algo?

-No, porque, por ejemplo, me hubiera gustado retirarme en la Real, pero eso solo lo pueden hacer los elegidos y yo no era uno de ellos. Hay jugadores que deciden su final, como Xabi Prieto, como Aranburu, elegidos en el sentido global de la palabra. Yo tuve que tomar esta decisión. Fue algo natural y, para mí, fue la mejor decisión que he tomado en mi vida, irme a Getafe, cosa que al principio no quería. Y luego no ha sido el final soñado, pero sí me siento orgulloso porque ha sido un club en el que me he sentido muy arropado por todos y creo que he tomado buenas decisiones.

Usted también fue víctima del cartel 'El nuevo Xabi Alonso'.

-Mi mayor virtud ha sido mental. Yo sabía cuáles eran mis virtudes y mis carencias. Cuando yo era joven mi fútbol se basaba más en el balón, pero luego llegué arriba y pensé no soy tan bueno, tengo que hacerme bueno en lo que considero que hago bien. Defensivamente, tenía buenas virtudes, y me enfoqué en eso y me especialicé en eso. Y creo que si he estado tantos años ha sido por eso. El legado de Xabi Alonso ya ha pasado, pero es verdad que el tío era tan bueno que nos hacía malos al resto. Es lo que podía pasar con Maradona o pasará con Messi. Xabi es el mejor jugador de la historia de Euskadi de largo y tenemos que estar orgullosos de que haya empezado en Donosti.

Le faltó esa pierna izquierda...

-Pero Xabi es otra escala. Me estás hablando de jugadores que han decidido su final, y no en la Real, con todos mis respetos; lo han decidido en el Bayern o en Madrid. Son historia.

¿Le hizo daño su sector crítico?

-Ahora que soy mayor lo he normalizado más y lo he aceptado. Es muy natural que sea así. Pero cuando eres joven, virgen en este mundo, que una parte de la afición no esté a tu favor duele porque eres de aquí, tu familia oye todo, lee todo, tus amigos oyen todo y hay momentos, sobre todo para los que somos de casa, en los que la parte negativa influye mucho más. Pero es parte de mi trabajo y no me puedo quejar en absoluto.

¡En Getafe marcaba goles! Igual no le ponían en su posición correcta...

-Tengo que reconocer que el gol nunca ha sido mi virtud (risas). En este caso es la forma de jugar del Getafe. Bordalás siempre se ha dicho que es muy defensivo, pero a los dos pivotes les da mucha soltura a la hora de salir para arriba; eso sí, si llegas, tienes que volver. Los dos pivotes del Getafe están constantemente llegando.

¿Hubiese preferido jugar en otra época de la Real?

-Creo que ha sido perfecto porque he coincidido con una gente brutal, he hecho grandes amigos y, de verdad, ver cómo cogí yo el equipo y cómo está ahora? Es que vas a Anoeta y es una gozada. La unión que hay entre el equipo y la afición, 30.000 socios y yo la cogí hecha una mierda. La afición estaba crispadísima, había más pitos que aplausos...

¿Hay algo mejor que marcar un gol con la Real?

-Y yo como he metido pocos todavía más. Pero sí, es un éxtasis: ¡he metido un gol aquí! Nosotros hemos convivido con la Real desde pequeños y de repente estás tú. Y marcando.

Siendo de Elgoibar, ¿cuántas veces le ha llamado el Athletic?

-Es cierto que interés ha habido y que, al ser de Elgoibar, hacíamos pruebas en el Athletic y en la Real. Yo hice las pruebas en los dos a la vez y fue mi padre, que es muy de la Real, como yo, el que me dijo: No, nos vamos a la Real, que es nuestro equipo. No ha habido nunca ningún tipo de duda porque yo no he estado en la posibilidad de irme, pero preguntarme a ver cómo estás, pues muchas veces?

¿Ha reconquistado Elgoibar?

-Tengo muy buena relación con el Gallo (Etxeberria). Es cierto que dio en su día un paso muy doloroso para la afición de la Real y marcó mucho durante una época la relación Real-Athletic, pero guardo un gran concepto de él. Además, le considero una persona muy futbolera, íntegra y que defendió sus colores a muerte. Al estar un poco en la frontera, siempre ha habido mucha gente del Athletic y, aunque no sé si será por mí, el pueblo a día de hoy está conquistado. Son de la Real.

Los más jóvenes le van a recordar por la torta a Herrera.

-Nos llevamos muy bien. A las dos semanas coincidimos en el Circo del Sol y nos reímos por lo que nos habíamos calentado. Si te digo la verdad siempre he reconocido que me arrepiento muchísimo porque no entra en mi forma de ser ni en mi responsabilidad. No me siento identificado. Supongo que para algunos es muy gracioso y me lo recuerdan, sobre todo cuando sales a la noche y estás tomando algo y se te acerca gente un poco tocada. Les entiendo, pero yo no me siento orgulloso.

Aperribay también le ha marcado.

-Me parece un referente para la historia de la Real. Solo tengo palabras de agradecimiento para él, las mismas que creo que debería tener todo el mundo que quiera a este club. Fue supervaliente cuando cogió las riendas en un momento complicadísimo y, para mí, es el principal protagonista de que este club sea lo que es. Va a marcar una época en la Real.

Olabe también ha sido clave en su carrera.

-Es una persona muy metódica, muy avanzada y está haciendo muchas cosas bien. Muy innovadoras. Doy fe de ello. Y la mejor demostración es que habrá pocos equipos a nivel mundial en los que se esté trabajando tan bien la cantera y el scouting. Es un club envidiado por todos.

¿Le da pena no haber trabajado con Imanol?

-Le conozco. No ha habido ningún jugador, entre ellos incluso alguno que no ha tenido apenas oportunidades, que me haya hablado mal de él. Está rodeado de gente como Ansotegi o Labaka, que son muy sensatos. Forman un cuerpo técnico que yo lo firmaba para diez años.

Creo que ya tiene hotel para Sevilla.

-Sí. Ahora que he dejado el fútbol me he enganchado rápido como aficionado. En el Bernabéu sufrí muchísimo. Incluso con el 1-4 estábamos pasándolo mal mi aita, Gorka Larrea y yo. Tengo hotel y quiero que sea un derbi vasco. Me ilusiona. Contra el Granada iba con el Athletic. Me gustaría que fuese una fiesta y que acabemos celebrándolo nosotros.

Solo queda en la Real Zurutuza de los héroes del ascenso...

-También le han marcado las lesiones, pero es un jugador plus? Si está bien, el mejor. El cabrón siempre ha sido distinto. Al irme me he dado cuenta de lo buenos que son Zurutuza e Illarra. Zuru es de los elegidos que puede elegir retirarse en la Real...

el test

Un amigo en el fútbol. Muchos. No podía decir porque me dejaría uno y me sabría muy mal.

Un momento. En el vestuario de Riazor cuando me expulsan y pita el final y subo para celebrarlo.

Un gol. El de Aberdeen.

Un partido. Uno con el Getafe contra el Valencia

Un entrenador. Montanier.

Un estadio. Anoeta. Me da pena no haber jugado en el nuevo estadio por el ambiente que hay. Es ña unión que sentí en Old Trafford.

Una afición. La de la Real.

El mejor futbolista en su vestuario. Voy a decir tres. A cotas mundiales, Griezmann; Vela, que considero que podría haber llegado al mismo nivel; y Xabi Prieto. Un referente. Era tan bueno? Hacía fácil lo difícil.

Y como rival. Messi, a años luz del resto. Le conocí pronto en un Mundial sub'20. Nos eliminó y me hizo un caño. Él tenía 18 y yo 19.

Alguien que le amargaba siempre. Yo era físico y Khedira, al que criticaban mucho, era como un caballo. Me chocaba y me caía.

Alguien al que tenía tomada la medida. Siempre le tenía muchas ganas a Xavi, del Barça. Habíamos tenido piques. Me apetecía.

Un sueño que se quedó por cumplir. Ganar un título. Ojalá llegue en Sevilla.

Un canterano que va a llegar. No conozco mucho. Me hablan muy bien de Pacheco, que me recuerda a Iñigo. Si es la mitad de bueno llegará al primer equipo.

Un canterano que no triunfó del todo. Juanito Domínguez. Siempre he pensado que era jugador de Primera y le faltó suerte. Iba sobrado. Lo tenía todo.