donostia - Minuto y resultado de la temporada.

-Estamos bien y tenemos ganas de más. Lo hubiésemos firmado en verano y más por cómo estamos jugando. Aunque también digo que hay partidos en los que podríamos haber estado mucho mejor. Tenemos margen de mejora, de pulir para estar a un muy buen nivel.

Se puede hablar ya de Champions.

-Tampoco es que lo hablemos todos los días, pero los resultados te llevan a estar en puestos en los que puedes optar. Tenemos que pensar en los partidos que nos quedan, ahora nos vienen otra vez cuatro o cinco que si sacas resultados te puedes poner bien, pero hay que pensar en este del Valencia y luego tratar de sumar lo más posible.

¿Qué prefiere, ganar la Copa o entrar en Champions?

-Un título es un título. La celebración me da igual, como si no hay, pero es una copa. La Champions también sería la leche, pero me quedo con el título, sin duda.

Se masca la tensión con la semifinal de Copa...

-Es un partido que queremos jugarlo, no puedes hacer como que no va a llegar. Esas ganas que tenemos de ir ahí, de sacarlo adelante, las debemos aplicar a lo que estás haciendo ahora. Más que nervios diría ganas; ganas de pasar, de jugarlo, de ser nosotros y de demostrar en un día mejor que en el de la ida. Se habló mucho de que habíamos estado mal, pero es un equipo que ha eliminado al Sevilla, al Villarreal, al Celta? ¡Con lo que nos ha costado jugar contra ellos en la Liga!

La presión por tener que ganar es incómoda.

-La presión es querer ganar. Es una competición distinta y la ilusión que tenemos es muy grande, como la de todo el mundo. Hay que tratar de pasar esas sensaciones al campo.

¿Y la de poder hacer historia?

-Esa hay que llevarla al buen camino y que sea para ayudar, para ilusionar, generar sensaciones buenas y aprovecharnos de eso.

¿Entiende las quejas del Mirandés?

-Mira el mes que llevamos. ¡Que no hubieran ganado! Puedo entenderlo, creo que jugaron ayer y a nosotros nos va a tocar también el de Copa, el de Camp Nou y el del Eibar seguido. Fíjate. ¡Nos vamos a quejar! Somos profesionales, vivimos de esto y estamos físicamente preparados para esto.

¿Cree que los semifinalistas están jugando ya la baza psicológica?

-Puede ser. Ahora está Martín, Guridi, que son de aquí, que tendrán la ilusión de mostrarse, de seguir con la buena línea que llevan. En la otra eliminatoria también a ver qué pasa, siempre hay algo personal, cada uno tiene sus motivos y es especial.

Si le dicen en verano que igual juega la final contra el Athletic...

-Si me lo dicen, lo cojo. Si es una final contra el Athletic será especial, claro que sí, pero que sea para llevarlo al buen terreno. Que la gente lo disfrute si llega, que llevemos las cosas a la motivación, que sea una fiesta y que salga todo bien.

Imanol apostó fuerte por usted.

-Él ya me dijo que tenía que entrenar como consideraba que tenía que hacerlo un portero para ganarse el puesto y traté de hacerlo así. Hubo un parón antes del partido del Alavés y antes del Betis, que fue cuando me volvió a poner. Me vería bien.

Dicen que se salió en Zubieta.

-Sí. Lo recuerdo. Estuve bien, igual especialmente bien, pero no sé decir qué hice. Intenté entrenar como siempre e igual me salió mejor.

¿Olabe es su gran valedor?

-Siempre tiene una frase para decirte, sea buena o mala te la va a decir y normalmente suele tener razón. Sabe de lo que habla, entiende las situaciones y todo lo que sea para ayudar bienvenido sea. Roberto, Erik Bretos y el presi fueron las personas que me transmitieron todo lo que el club apostaba por mí.

Llopis es un referente mundial.

-Casualidades hay pocas. Su forma de trabajar, de entender la portería, de conectar con los porteros? Con cada uno tiene una relación especial, sabe cómo sacar lo mejor de él y es clave de su metodología cómo ve él la portería: te adapta los ejercicios, te sabe llevar bastante bien? Se trabaja muchísimo y muchos aspectos. Con otros trabajas igual más portería, o desplazamientos; con Luis trabajas muchas facetas del juego, muchos balones, muchos tipos de reacción, de darle salida? Hacemos muchos ejercicios, muy diferentes todos, con muchas variantes. Siempre hay un punto extra que igual todavía no me había tocado trabajar y es imposible no mejorar. Cuando llegué me acuerdo que hablaba con Gero y me decía: Con Luis es imposible no mejorar así que hazle caso y dale caña. Y se nota. Ya coincidimos un año en Lezama.

¿Entendió no ser titular al inicio?

-No me lo esperaba porque yo quería jugar. Ahora sí que lo veo más razonable. Al final el míster nos lo explicó, nos lo dejó claro. Entendió que necesitábamos la experiencia y el nivel de portería que tiene Miguel y empezamos muy bien tanto él como el equipo.

¿Le protegieron para no exponerse en Bilbao en la tercera jornada?

-Era algo que estaba ahí. Pero va a tocar. ¿Qué pasa, que nunca voy a jugar en San Mamés? Al final estamos jugando, es un partido especial y todo lo que pase alrededor tiene que ir contigo. En todos los campos te insultan, te pitan, te aplauden si lo haces bien? Va con la profesión y tienes que saber llevarlo.

¿Y usted cómo lleva eso?

-Soy muy tranquilo. No presto mucha atención. Suelo prestar atención a nuestra afición, lo que hacen y escucho sus cánticos.

¿Los tararea mientras juega?

-Sí, ya va saliendo. O miro cómo van, cómo se lo están pasando, qué dicen, cómo animan. A veces cuando tengo tiempo en el partido sí que miro, pero todo lo negativo que procede de la grada lo quito.

¿Prefiere atacar a la Zabaleta?

-Sí. Prefiero ver, que la grada esté en el ataque. Para defender nos ponemos el mono y defendemos todos. Mejor en el ataque para el equipo y para el espectador también. Va todo en la misma dirección.

La afición tenía fama de fría...

-Creo que no era problema de la afición sino del estadio, las pistas? Yo vine a un concierto de Bruce Springsteen y me pareció muy grande pero no tanto como me lo habían pintado. Para jugar un partido entiendo que todo se quedaba lejos. Tiene que ser difícil hasta conectar con el juego.

Nació en Cascante.

-Un pueblo pequeño precioso; ¿cómo va a ser? Yo hacía judo y música con mi hermana. Somos tres en la cuadrilla y teníamos que jugar con los mayores. Con diez años empecé de portero con el equipo de mi edad y con los mayores de jugador. No tenía muy claro si quería seguir o no y al final salió bien.

En 2009 entró en Lezama.

-Subí un par de veces a entrenar y en verano mis padres me comentaron que había la posibilidad de ir y que a ver si quería. Dije que sí, para adelante. La verdad es que muy bien. Hay que vivirlo. Me acogió una familia dos años, que formaba parte de mi entorno, luego pasé a la resi y luego ya en el filial a vivir solo.

En el derbi los jugadores del Athletic le saludaron muy cariñosos.

-Hay buena relación, nos conocemos de siempre y la gente que me conoce de Cascante, Pamplona, Bilbao o Donostia, entienden las situaciones. El año pasado fue un año duro, pero para mí se libró por el vestuario que había y por las relaciones humanas que teníamos.

¿Ningún reproche?

-Para nada. Me entendieron perfectamente. Somos personas, profesionales y eso va por encima de todo. Creo que tiene que ser así.

Cinco meses más joven que Kepa...

-Es un portero a nivel diez mundial y te puedo asegurar que se le veía desde los 16-17 años. Cuando alguien tiene algo diferente se le nota. Él empezó a destacar y todos los que veníamos detrás nos beneficiamos.

Menudo nivel en Lezama.

-Se trabaja muy bien, hay buenos entrenadores, buena metodología, que se puede mejorar pero que está yendo muy bien. La prueba es que Unai Simón está a un nivel de locos. Es una buena señal.

Firmó una buena campaña en el Bilbao Athletic en Segunda.

-Estuve muy bien. Nos lo tomamos como un año para mostrarnos, para decir aquí estamos nosotros. Teníamos muchas ganas, mucha hambre, mucha ilusión y así lo tratamos de afrontar. No pudimos lograr el objetivo de mantenernos, pero creo que a nivel personal fue un gran año y muchos de mis compañeros lo aprovecharon también.

Primera cesión a Levante. Conoce la cara B del fútbol.

-Ahí ya las cosas no salen tan bien. Empecé jugando porque Raúl tenía molestias en el glúteo, la cadera, y cuando se recuperó tampoco es que estuviera yo de locos para seguir jugando y volví al banquillo. En ese momento estaba que trinaba, pero todo lo que te pasa te afecta de una manera u otra. Al principio me tomo muy mal las cosas pero luego trato de darles una vuelta y me ayudó.

El Athletic le repescó.

-En enero me vuelvo y acabo de tercer portero, porque Kepa se rompió el cuádriceps en un saque.

En Huesca todo encajó.

-Yo quería jugar, necesitaba jugar, necesitaba verme, recuperar sensaciones, volver a estar a buen nivel y se dieron todas las condiciones para poder aprovecharlo. Fue un año increíble en un club muy familiar, el míster era Rubi y la idea de fútbol era brutal. Los jugadores que ficharon se vio que de once que jugábamos ocho o nueve estábamos en nuestra mejor versión y eso en cualquier categoría te hace competir a buen nivel.

Ese estilo Rubi le vino muy bien para triunfar ahora en la Real.

-Es verdad que me defiendo bastante bien con el pie y que estoy cómodo. A veces puede parecer que es un riesgo, pero creo que estamos acostumbrados, el fútbol es así. Creo que tiene que ser así y va a ser más así, porque se puede aprovechar más.

Si falla un pase es gol...

-Ya, hombre, ¡pero eso no lo piensas!

Pero hay que ser muy frío.

-Entrenando lo hacemos más exagerado todavía. Estás acostumbrado a tomar esa decisión rápido, que sea la correcta, porque muchas veces es lo que hablábamos de Ter Stegen: juega bien, pero ¿es lo correcto? Porque atraes, atraes, atraes, pero llega un momento en que tienes que superar esa línea, tienes que romperla e igual no hace falta atraer tanto. Es más decidir por dónde salir, dónde está el agujero y tratar de aprovecharse de eso.

Pero cuando les presionan usted siempre pide el balón sin problema.

-Más que Dámela, es aguanta un poco a que vengan más para aprovechar eso. Es ese punto de tira y afloja. Obviamente vas a fallar. En una temporada, de mil pases que das no van a salir los mil bien. Es algo que va asumido en el estilo, creo.

¿Lo que le pasó en Bilbao es que percibía que no apostaban por usted?

-Sí. Fue un cúmulo de lo que yo había vivido en los últimos tres o cuatro años. Y yo en base a mi experiencia fuera, ver que podía hacer carrera, tener sitio en otro lado, al mostrarte los diferentes tipos de trato, yo valoré mis mejores opciones y lo que yo creía que iba con mi idea de pensar, de tratar a la gente, de apostar o no. Valoré todo y decidí salir.

Fue cuando les entraron las prisas por firmar cuando se molestó.

-Esa fue la gota en concreto. Pero fue un cúmulo de cómo se dio todo. No fue una situación en concreto. No es que lo tuviera pensado, pero no sentía buen feeling, no estaba a gusto a nivel personal, no me sentía muy bien. A nivel de compañeros y eso súper bien, pero sales, ves otros equipos, conoces gente, te ves, te pruebas y luego cada uno decide.

Un chaval de la cantera rechaza ser el número 1, repiten en Bilbao.

-Me lo han dicho muchas veces pero cada uno tiene que ser consecuente con sus ideas e ideales y no te puedes traicionar a ti mismo. Si piensas de una forma sobre cómo tratar a la gente, cómo devolverlo, cómo trabajar... haces valoración de todo y decides.

Vino muy molesto con la prensa que cubre la información del Athletic.

-Hay que ser profesional y yo no guardo rencor a nadie. Menos a nivel de club. Pero al final se hablaba de mí cuando yo no era nadie en el equipo. No quería llamar la atención para nada, estaba tratando de entrenar lo mejor que podía, no molestar, y eso me cansó porque la gente que no sabe lo que pasa en realidad juzga lo que lee. El 80% de las veces que se hablaba era mal, me dejaba mal a mí y, en ese sentido, sí que fue jodido.

En Bilbao dicen que cuando no nos quejamos del que se llevan es que no es bueno. Su marcha escoció...

-El problema era cómo se había dado la situación de renovar o no. Parecía que yo había decidido que no quería jugar ni estar. Pero la opinión de cada uno es totalmente respetable.

¿Conocías a realistas antes de venir?

-Con Aritz coincidí en la selección y además tenemos amigos en común porque veraneaba con una de mi cuadrilla y ya nos conocíamos. A Merino también le conocía. Y luego he jugado contra casi todos. Con Luca llevo enfrentándome toda la vida. Nos conocemos todos, estamos al lado. Las generaciones nos llevábamos bien.

Ya aquí, ¿le costó arrancar?

-Ahora puedo decir que sí, aunque por ejemplo en pretemporada me estaba viendo bien. Obviamente no era el mismo portero que soy ahora. ¿Si me costó arrancar? Pues igual sí.

¿Se para a pensar lo bien que le están saliendo las cosas?

-No, me siento bien. No pienso Qué bien estoy. Tengo ganas de seguir y de darle continuidad.

¿Pero siente que acertó con su decisión de venir a la Real?

-Me di cuenta de que había acertado desde la primera semana por el trato y por cómo me sentía. Aunque no estuviese jugando yo ya me sentía aceptado. Muchas veces focalizamos todo en jugar o no jugar, pero hay más cosas. El vivir en una ciudad nueva, el cambio, el integrarte? Eso influye mucho.

Le pregunto por Moyá.

-Ese es un buen ejemplo. Me habían hablado muy muy bien de él, pero hasta que no lo tratas no lo compruebas. Cualquier calificativo que diga sobre él se queda corto. Es un 10 en todo, tanto a nivel futbolístico, como persona? Ahora me toca a mí animarle. Que tengamos muy buena relación ayuda a que estemos bien, luego el míster decide quién juega.

Querrá que le renueven...

-Sí, claro. Si de mí dependiera, estaría hecho ya.

¿Ha llegado a tocar fondo algún día como txuri-urdin?

-Sí, alguna buena rallada ya he tenido. Es lógico cuando no te salen las cosas y estás mal. Te lo llevas a casa todo. Nos pasa a todos en nuestras vidas. El peor día quizá fue en pretemporada ante el Racing en Zarautz, con un fallo en la salida bastante importante. No terminaba de arrancar. Cuando no acabas de soltarte te lo llevas a casa. No sabes cómo quitarte esa sensación. Quieres hacer más cosas de las que tienes que hacer y ese no es el camino. Es mejor parar y pensar en lo que puedes hacer bien.

Suena muy psicológico, ¿ha tenido ayuda en este apartado?

-Sí, claro. Empecé en el Levante.

La soledad del portero?

-Es diferente la soledad del portero y el convivir con el error. Yo no me siento solo en el campo. Es un puesto en el que está solo, pero son dos conceptos muy distintos. La soledad no es mala, puedes ser una persona tranquila, con sus cosas? O estar mal de la cabeza, colgado o tener ese punto de estar ausente. Esta soledad es por el puesto. El fallo ya es diferente.

¿Se martiriza en ese sentido?

-No. Bueno, sí, soy exigente.

La frase esa de que los porteros están todos locos...

-El otro día asistí a un coloquio y el título era Los porteros no están locos. Y dije, hay que poner una corrección, No todos los porteros están locos. Tenemos un punto que, aunque no crea que sea locura, sino que somos la figura diferente del grupo. Cuando no les conoces y les ves piensas o dices ese es el portero seguro.

Celebra mucho los goles.

-Bueno, es un momento de alegría. Normalmente sí que los suelo celebrar. Nadie me abraza, ahí sí que se siente la soledad (risas).

Lo que más le gusta de usted.

-Creo que soy muy tranquilo, con un buen juego de pies y suelo aprovechar mucho mi envergadura. Tampoco es que tenga muchas más (risas).

¿Qué le queda por mejorar?

-Dejar todos los partidos la portería a cero? (risas). Creo que estoy mejorando bastante. Igual ayudar en los balones aéreos que pueda. O mejor dicho, en todos. Ahí creo que también he dado un paso importante, siempre es bueno para que la defensa esté más tranquila. Sobre todo en los balones lejanos que nos echan. También me ha costado localizar el aguantar mucho más la posición para las batidas o no intentar adivinar tanto en los disparos cercanos. Luego, muchas veces no te ayuda, porque el jugador apunta donde tú crees y le da mal y entra por el otro lado. Como la parada de Domenech al Atalanta, la intuye, pero si llega a pegarle mal? O como el gol de Marc Cardona, de Osasuna, en Copa que entró llorando. Tengo que aprender a leer si ir o no y no querer apagar un fuego que no me corresponde a mí.

¿Se ha encontrado con más nivel del que esperaba?

-Sí. Un sí rotundo. Pensaba que los chicos que han subido iban a dar nivel, pero la mayoría me sorprende para bien. Muchas veces pienso, ojo con este que como se centre un año? Guevara me gusta mucho, Aihen también, Barrenetxea es un pepino, Le Normand también es muy bueno. Estos días ha estado Xeber, Gaizka, Pacheco, Zubimendi? Me gustan mucho y es bueno para el club.

En calidad de vestuarios, los de Real y Athletic siempre tienen muy buena fama.

-Yo he tenido suerte de que los cuatro vestuarios en los que he pasado he estado entre bastante bien y muy bien. Al final depende mucho de las situaciones. Cuando van mal las cosas igual la gente va a más a su bola. Aquí hay muy buen ambiente y va todo en armonía.

¿Es verdad que los derbis se viven distinto en Bilbao que aquí?

-Igual, no hay por qué taparlo, es natural. Sí que te puede hacer más o menos ilusión enfrentarte a Madrid o Barça, pero un derbi es un derbi y el que diga lo contrario miente, aunque sea respetable defender otra opinión.

Llega a hacer usted la broma de Iñigo y le entierran en vida.

-¿Qué ha dicho?

-Que le gustaría sacar la gabarra y venir sin frenos a La Concha.

-¿De verdad ha dicho eso? ¿Cuándo? Vaya, sin ninguna necesidad. La verdad es que yo nunca diría el ir a celebrar a la ría. Siempre hay que respetar al rival, más aún cuando has estado ahí. Iñigo es un jugador increíble, tiene mucho carácter y es muy bueno. Nunca me metería con él porque no me corresponde y no soy nadie para hacerlo, pero yo eso no lo diría. Yo me arrepentí mucho de cantar una canción contra el Zaragoza en Huesca, en la que solo decíamos que tenía miedo de venir a jugar al Alcoraz. Me cayeron por todos lados, menos mal que no insulté a nadie. Luego está la cuestión del karma. No puedes comentar eso cuando estás a las puertas de una posible final y meter esa bomba, porque si la ganas, muy bien, no pasa nada, pero si la pierdes?

No es muy futbolero?

-Bueno, soy poco. Dije que no solía ver fútbol, que solo seguía los de los colegas. Los partidos previos de los rivales los veo, los de mis amigos, por ejemplo en el Levante, también. Los de Osasuna y los de mis amigos del pueblo también los veo. No me pongo a seguir un encuentro sin mayor aliciente de Primera o de la Premier. Eso tampoco.

¿Era muy de Osasuna de txiki?

-Lo normal. He jugado tres veces allí y me ha hecho ilusión. Esa presión también es especial para el visitante. Con el Bilbao Athletic estuve muy bien, con el Huesca, normal, y con la Real bien.

Vive en el centro de Donostia.

-Sí, prefería coger la bicicleta y para estar en La Concha. Al principio me daba un poco de miedo. Me gusta mucho ir al Biarritz, con mi amigo Gorka; o al Etna, a o La Perla. Soy bastante cafetero. O me cojo a los perros y me doy una vuelta por la playa. Me gusta la tranquilidad de Donostia.

¿Vive solo?

-No, con mi hermana. Tenemos muy buena relación. Ha venido a hacer un máster de ingeniería.