Difícil explicar y contar una de las hazañas más espectaculares en la historia de la Real. Una victoria legendaria, de las que pasan a los anales de la historia y de las que convierten a jugadores terrenales, alejados de las estrellas madridistas, en héroes para la eternidad. Lo decíamos la víspera, era una cuestión de creer, de confiar en que se podía hacer y los realistas lo tenían muy claro. Solo el día del sorteo se quedaron fríos. Al cabo de poco tiempo le dieron la vuelta y centraron todos sus esfuerzos en intentar sellar una gesta inolvidable. Era el colmo de la dificultad. Contra el intratable líder que había recibido tres goles en los últimos diez partidos y a partido único en su estadio.

Cualquier otro equipo hubiese bajado los brazos y se hubiese centrado en intentar ganar el derbi. Esta Real no. Primero Imanol, que ha tenido un papel preponderante en la proeza desde el día uno, al convencer a sus jugadores de que podían hacer algo muy grande en la competición si se lo tomaban muy en serio. Y así ha sido. Es el mejor conjunto de la Copa con diferencia. Y si el oriotarra ha conseguido algo a lo que bastantes predecesores no fueron capaces ni de acercarse, es que su mérito es indiscutible, a pesar del equivocado cambio táctico con 1-4 que provocó que sufriéramos como nunca. Mereció la pena.

La Real tomó el Santiago Bernabéu. Lo hizo a su manera. Marcando cuatro goles y recibiendo tres. Todos ellos evitables. Este equipo es así, para lo bueno y para lo malo. Hubiese supuesto una traición imperdonable no salir a jugar con el estilo y la apuesta que han decidido para esta campaña. Nadie gana en Madrid sin pasarlo mal. Nadie. Y que no se olvide la gente de que enfrente estaba el mejor equipo de la temporada. Un líder repleto de figuras internacionales de máximo nivel.

Nada como la Real nos hace vibrar. Nos hace temblar. Nos enfada y nos provoca la felicidad más grande que se puede sentir. Solo comparable a cuestiones familiares. Es complicado destacar a jugadores en particular, pero es justo reconocer que esta temporada ha llegado un futbolista extraordinario que ya se ha convertido en leyenda. Isak? ¿De qué planeta viniste? ¿Por qué está pasando tan inadvertido el sensacional rendimiento de un futbolista increíble que la lía en todos los encuentros? Domina todos los registros. Puede marcar de cualquier forma y en todo momento. Es un súper hombre. Su actuación fue memorable. Metió dos goles, intervino en los otros dos, le anularon uno y pudo hacer un par más. Repito, ¿de qué planeta viniste? No es normal lo de este futbolista, con 20 años, que si no marcó más tantos fue porque se tuvo que retirar tocado. Su nombre ya se encuentra en el Olimpo de los Dioses blanquiazules. Es de no creer lo que está logrando. Eskerrik asko, el Ibra negro.

No se puede pasar por alto el sobresaliente rendimiento del resto del equipo. La única fórmula para pasar es que, en su parcela, todos dieran y respondieran al 100%. Y cumplieron con creces. La txuri-urdin da alas. Sobre todo si la sientes tanto como estos futbolistas. Orgullosos de vosotros, de cómo jugáis, de la manera en la que defendéis nuestra identidad y nuestro escudo. Estoy llorando, son lágrimas de felicidad y de agradecimiento.

Merecido Sí, lo han leído bien, la Real ganó 3-4 en el Bernabéu. Lo hizo con todo el merecimiento del mundo. La verdad es que la cosa apuntaba muy bien, cuando en las horas previas Zidane confirmaba que no se tomaba demasiado en serio ni a la Real ni el envite. Pensaba que con menos de lo esperado iban a poder pasar de ronda en su guarida, sin tener en cuenta que enfrente estaban unos colosos que llegaban con el colmillo retorcido, conscientes de que se encontraban ante una de las oportunidades de su vida y sin ninguna intención ni de regalar nada ni de dejarla pasar. Héroes.

Imanol salió con todo, con solo dos sorpresas. Gorosabel entró por el tocado Zaldua y Januzaj tenía una de sus últimas ocasiones en un día clave. Una vez más, aunque dejó detalles, no estuvo a la altura. Y eso que se le esperaba, porque nadie puede negar que se le cae el talento de los bolsillos. El Madrid, en cambio, alineó un equipo híbrido bastante extraño que simplemente fue superado por los nuestros. Los héroes.

En la primera parte los blanquiazules controlaron bien al Madrid, que apenas se acercó con peligro a la meta de un buen Remiro. No fue el mismo guion del partido de Liga, ya que la Real tampoco dominaba claramente una contienda que discurrió muy igualada. A los nueve minutos, Benzema probó al navarro casi sin hueco. Isak desperdició dos buenas opciones, una de estrategia, antes de que un disparo suyo lo despejara Areola y el rebote lo aprovechó Odegaard para anotar ayudado por el roce en la pierna de Militao. El sueco, imparable, rozó el segundo con la zurda en un saque de banda de Oyarzabal, antes de que reaccionara el Madrid. James, Valverde y Ramos, con un cabezazo al larguero, estuvieron cerca del empate. Incluso Marcelo se topó con Remiro en una peligrosa media vuelta. Casi en el descuento, a Isak se le escaparon dos muy buenas ocasiones, sobre todo la última en una posición muy buena.

Imanol no estaba contento del todo y cambió a Januzaj por Barrenetxea. A los tres minutos de la reanudación, Odegaard dio una asistencia de locos a Isak, que batió a Areola, pero Mateu Lahoz lo anuló. Dio igual, esta Real ya olía la gloria y no iba a dejar de aprovechar la oportunidad. Barrenetxea rompió a Nacho y su centro lo envió a la red con un voleón increíble Isak. Solo dos minutos después, Gorosabel hizo una jugada impresionante y el sueco anotó el tercero con un trallazo descomunal. Quedaba mucho y 90 minutos en el Bernabéu son molto longos. Poco después, en algo evitable, porque esta Real es así, Marcelo acortó distancias en un chut que se tragó Remiro. El tanto espoleó a la grada y comenzamos a temblar. Menos mal que Merino anotó el 1-4 a centro, ¿de quién? De SuperIsak.

Imanol cambió a una zaga de tres centrales que provocó que el equipo retrasara la posición para defender en una situación en la que no sabe hacerlo. Pudo costar muy caro. En realidad los blancos anotaron tres goles, aunque uno se lo anularon por fuera de juego. No se puede jugar con nuestra salud de esta manera.

Así hasta el final. Con un remate de Ramos que nos hizo infartar. Y se acabó. Una Real de leyenda finiquitó de la mejor manera posible la peor racha de la historia del club en un torneo. La maldición del 0-4 empezó en 1988 en este escenario. Nos ha costado disgustos y decepciones que guardamos como heridas sin cicatrizar. Las lágrimas de ayer eran de alegría y de emoción. No hay un club más grande que la Real, porque así como los días buenos en Donostia valen por dos respecto a los de cualquier otro sitio, con lo que nos hace sentir la txuri-urdin, sus gestas las disfruta su gente como el mayor título de los gigantes. No digas que fue un sueño. Esta Real es real. Y su victoria en el Bernabéu en estos cuartos para pasar a semifinales nos la llevamos con nosotros a la tumba. Eskerrik asko. Eskerrik asko por esta felicidad. Eskerrik asko por estas lágrimas. Mereció la pena esperar. Enorme Real.