Definitivamente, esta Real se crece en las grandes ocasiones, saca a relucir un gen competitivo que se tiene o no se tiene, y que a este equipo le sobra. Por si alguien pensaba que lo de la Copa, ese título histórico logrado contra pronóstico hace nueve meses en Granada tras tumbar a un gigante, el Atlético de Madrid, había sido casualidad, las jugadoras de Gonzalo Arconada demostraron ayer que no fue así. Para nada. Ellas se vienen arriba en las citas grandes, donde compiten como nadie. Ayer lo volvieron a hacer. Ante un Levante que llegaba con una impresionante racha de ocho victorias y dos empates en las últimas diez jornadas ligueras y contra el que hace apenas dos semanas habían perdido por 3-0, hicieron un partidazo para imponerse por la mínima (1-0) y sacar el billete para la final de la Supercopa, en la que se medirán el domingo (12.00 horas) al ganador del Barcelona-Atlético, que se enfrentan esta noche.

Un día más, la Real no será favorita, gane quien gane esta segunda semifinal, pero a ver quién se atreve a descartar al conjunto blanquiazul tras lo visto ayer. El que sería el segundo título en nueve meses (en este caso el de la primera edición de la Supercopa femenina) está un paso más cerca. A un partido de volver a hacer historia. Lo de este equipo ya es algo serio y quiere más. El primer escollo lo superó de forma brillante el equipo guipuzcoano. La supuesta superioridad del Levante no se apreció en ningún momento. La Real estuvo bien plantada en el campo, seria, sin concesiones. Las realistas no cometieron errores. Jugaron como verdaderas veteranas y fueron ellas las que marcaron el ritmo del encuentro ante un Levante que se estrelló una y otra vez en la defensa txuri-urdin.

Planteó Gonzalo Arconada una tela de araña con la que su equipo se hizo con el control. Las dos centrales, Nuria Mendoza y Ane Etxezarreta, estuvieron impecables. Fueron un muro que ninguna rival pudo superar. Y por delante jugaron Ana Tejada, Leire Baños e Itxaso Uriarte para completar un entramado defensivo que maniató a las levantinistas. El despliegue físico del trivote resultó impresionante. Pero, al igual que sucedió en la final de Copa, la Real no se dedicó únicamente a defender, que hubiera resultado fatal ante un contrincante de tanta calidad. En cuanto pudo, el equipo realista se estiró y buscó el área rival. Sin adornos, sin sobar el balón. Con juego directo y decisión. Metiendo miedo a su contrincante. Ahí tuvieron un papel clave las dos extremos, Bárbara Latorre y Marta Cardona y, cómo no, Nahikari, un incordio para las defensas.

poste del levante y gol de la real El partido empezó con los dos conjuntos tanteándose, sin prisas. La Real estuvo cómoda desde el inicio. Nunca se le vio agobiada porque poblar el centro del campo le dio muchísima seguridad. No había quien pasara por ahí. El primer cuarto de hora parecía que iba a pasar sin sustos, pero en apenas tres minutos sucedieron dos jugadas que a la postre resultarían definitivas. En el minuto 15 el Levante combinó bien en el borde del área realista pero no acertó en sus dos remates. El primero lo sacó Quiñones por abajo y el segundo se estrelló en el poste. Ni se había acercado antes el equipo granota a la portería de la hondarribiarra, pero la calidad de sus jugadoras le permite crear ocasiones de la nada. Es una de sus virtudes. Pasado el susto, la Real se fue al ataque y encontró la recompensa. Leire Baños combinó con Bárbara Latorre, entró en el área y aprovechó el hueco que le dejaba la central -que se había ido a tapar a Nahikari- para batir de tiro cruzado a Paraluta. Primera llegada y gol. 1-0 en el minuto 17. Máxima efectividad.

Ponerse por delante reforzó el planteamiento de Gonzalo Arconada. Estar bien pertrechadas atrás y salir al ataque en cuanto hubiera la mínima opción. Se trataba de que el rival estuviera incómodo. Y la Real lo consiguió a la perfección. El Levante casi nunca pudo mostrar su juego combinativo. En el primer tiempo las txuri-urdin no pasaron verdaderos apuros y, de hecho, pudieron marcar en un disparo de falta que Mendoza estrelló en el larguero. Y es que las defensas y centrocampistas, además de defender, ayudaron en ataque.

El segundo tiempo marchaba por los mismos derroteros hasta que María Pry metió en el campo a Esther, que revolucionó el ataque del Levante y por momentos descompuso a la Real. Tuvieron opciones las levantinistas, que lamentaron algún fuera de juego ajustado en jugadas muy peligrosas. Pero las de Arconada no se echaron atrás. Al revés. Tuvieron ocasiones incluso más claras al contraataque. Primero un centro de Bárbara que Nahikari no metió de tacón por muy poco, y luego un mano a mano clarísimo fallado por Cardona a pase, de nuevo, de Bárbara. La ex del Barça fue un peligro constante.

Cuando el físico empezaba a fallar y la victoria peligraba, Arconada refrescó el equipo con la entrada de Nerea Eizagirre y de Maddi Torre, que se incrustó en la defensa, con lo que la Real pasó a jugar con tres centrales. Fue la manera de dar una vuelta de tuerca al partido y cerrar las vías de ataque del Levante. La Real no sufrió en exceso pese a que jugadoras como Itxaso o Etxezarreta ya acusaban el derroche físico durante más de 90 minutos. Tocará recuperarse. Para volver a hacer historia hay que escribir un capítulo más.