Lo ha conseguido. No era fácil. Pacheta, aquel futbolista peleón y aparentemente sosete, que a veces marcaba goles importantes y que hizo carrera en el Numancia, se superó a sí mismo con una declaración, a mi modo de entender, excelsa sobre la situación actual del fútbol base: "Voy a mandar un mensaje al fútbol base: que no tengan prisa. Ni jugadores, ni agentes, ni abuelos, ni tíos, ni amigos, ni primos€ Les volvemos locos a los futbolistas. Ahora se va aquí, ahora a otro lado€ A los dos años aquí otra vez. ¿Qué prisa hay? He sido director deportivo y director adjunto de fútbol base, ¿te quieres ir? Vete. Larga, tú arrea. De un millón de jugadores llega uno. Dos como mucho. Por estadística no voy a fallar. ¿Acaso eres tú uno de esos? Paz, quietos en casa, estudia, crece. Se van, no estudian, con 22 años, ¿qué? Ni futbolistas ni ingenieros. Yo también tengo hijos. Paz con los niños, quietos. Me voy que me ha ofrecido el Manchester€ A los seis meses vuelve. La experiencia única, ha dejado de estudiar y de todo. Tranquilos con los niños. Que cada uno lo interprete como quiera y luego cada uno que decida. Tranquilidad. Tienen 16 y 17 años. Quietos, salvo si lo necesitan para comer". Su anterior comparecencia para el recuerdo fue de la que salió más quemado que la moto de un hippie tras perder en casa el año pasado contra el Oviedo, con un minutado de las decisiones del colegiado que les habían perjudicado. Al más puro estilo Mourinho, pero con mucha más gracia. Que tampoco es muy difícil.

Estamos aceptando con naturalidad que esta Real navegue viento en popa y a toda vela con un protagonismo estelar de su capitán y estandarte Mikel Oyarzabal (22 años), de Remiro (24), de Merino (23), de Odegaard (21) o de Isak (20). El meta era el mayor del once de la Copa ante Osasuna, en el que entraron siete canteranos. Como a lo largo de la temporada han sido otros los que han ido acaparando la mayor parte de los titulares, me quedo con el último. Lo siento, pero no. Esto no es normal. Después de haber visto desfilar a muchos delanteros centro que eran buenos jugadores pero que no lograron triunfar con la txuri-urdin por los motivos que fuesen, tengo la impresión de que se está valorando poco el aterrizaje y la explosión a su juventud del que una ingeniosa osada (todos podemos venirnos arriba y excedernos) ha definido esta semana como el Ibra de Hacendado. Un detallito sin mucha importancia para que se documente algo mejor. A su edad, el Isak blanco completó su primera campaña con la camiseta del Ajax en la Eredivise y marcó seis goles. Nuestro Hacendado, una marca blanca a tener muy en cuenta, en enero ya ha anotado cinco en Liga y seis en Copa a bastantes más kilómetros de casa. Por comentar.

Sé que no le gustan demasiados los halagos individuales, pero me sorprendió la tibieza de Imanol a la hora de valorar la extraordinaria respuesta que está dando el sueco de origen eritreo: "Los fichajes también se hacen valorando otro tipo de cosas que no sea solo lo meramente deportivo. Este año ha sido así porque así lo pedí a Roberto y al club. De esta forma sabíamos que no nos íbamos a equivocar. Ni en lo deportivo, ni a la hora de adaptarse, ni a la hora de asumir el compromiso que está teniendo. Sabíamos qué tipo de jugador estábamos fichando y lo está demostrando fuera y dentro del campo". La repregunta lógica e impertinente que podíamos haber hecho era clara, "¿acaso antes no?".

Isak no es Willian, ni pretende serlo. Imagino que le ficharon precisamente por eso, por tener unas características distintas para que pudiesen compenetrarse o dotar al equipo de otras alternativas. Pero a los 20 años, sin tener ni idea de castellano y no parecer demasiado parlanchín (en el vestuario dicen que engaña), siendo considerado toda una estrella en su país, después de superar una primera semana de nervios en la que hizo dudar hasta a sus propios compañeros, su rendimiento cada vez que le han abierto la puerta ha sido indiscutible. Sus registros goleadores son irrefutables y, por si fuera poco, no ha dicho ni una palabra más alta que otra cuando merecía más minutos y cuando no jugaba y su competencia, el titular, le ha hecho varios feos en caliente. Que luego en frío, en un vestuario como el de nuestra Real, es muy sencillo recular y pedir perdón. Isak no tiene techo. Rápido, muy goleador, ambicioso, valiente, obstinado, competitivo, mucho más técnico de lo que parece a primera vista, bueno en espacios cortos y largos y con gran disparo con ambas piernas. Willian a su edad estaba en un equipo menor en su país. Esta espuela solo por situarnos.

Pacheta tiene razón. Con la cantera hay que ir despacio, porque la estadística determina que llegar es una misión casi imposible. Y por supuesto que hay que intentar que sean futbolistas e ingenieros, o conformarse, si es que se puede utilizar esta palabra en este caso, con que acaben siendo lo uno o lo otro. Algo estará haciendo bien la Real si puede decir orgullosa que la mayoría de sus jóvenes se están labrando un mañana mejor mientras compaginan sus carreras con sus estudios. No todos han tenido esa fortuna. Imagino que influye que la tengo muy reciente y que Osasuna era nuestro rival el miércoles, pero pocas lesiones me han sobrecogido más que la rotura del cruzado de Chimy Ávila. El argentino, que casi remonta solo un 0-3 de la Real en El Sadar, en una actuación memorable, se destrozó la rodilla cuando su agente no paraba de recibir llamadas para firmar el contrato de su vida. Quién se lo iba a decir a él, que en su juventud las pasó canutas: "El ambiente de mi barrio era que hoy podría hacer esta entrevista o estar detenido. Es complicado porque por un lado ves que tus amigos viven de noche y tú te levantas a las seis de la mañana para entrenar". Por problemas judiciales dejó el fútbol durante dos años en los que vivió un auténtico calvario y tuvo que ponerse a trabajar de albañil porque no podía pagar el tratamiento de la enfermedad de su hija. "De tanto rezar con mi mujer, llegó un día en que mi hija ya estaba curada. Fue un milagro". Este es de esos casos que necesitaba correr desde muy joven porque, como diferencia Pacheta, "lo necesita para comer".

El caso de los nuestros es muy distinto. Tienen menos calle, no han pasado tanta hambre, pero el mérito del que les lleva por el buen camino, les forma y les pone, es decir la Real, y el que evoluciona un talento puro de por sí innato, es extraordinariamente grande. Mucho más de lo que creo que valoramos en el día a día. Nuestros chavales, de Zubieta o venidos de fuera, van quemando etapas y escalando pisos hasta que un día les sucede como a Rafael Leao, un extremo portugués de 20 años, que como Isak, el pasado martes fue decisivo en la clasificación del Milan para las semifinales de la Copa junto a Ibrahimovic: "Solía jugar con él en la Playstation y hoy le he dado una asistencia de gol. Nunca dejes de soñar". ¿A quién de los nuestros en el primer equipo no le ha pasado algo parecido? ¡A por ellos! l