Al margen de los puntos. Al margen de las victorias. Al margen de las derrotas. El gran mérito de la Real en la primera vuelta había residido en la capacidad mostrada por el equipo txuri-urdin para someter a casi todos sus adversarios, para imponer casi siempre el guion de partido que le interesaba. Por ello impactó negativamente lo de ayer en el Villamarín. Porque pocas veces este curso habíamos visto a los nuestros tan inferiores desde un principio. Diría que solo sucedió en San Mamés, a finales de agosto. Y es que en las salidas al Pizjuán y al Bernabéu también se sufrió durante largas fases. Pero en ambos casos el inicio había resultado brillante. No así en el campo del Betis, donde encajaron los guipuzcoanos una derrota merecida. Una derrota con su historia en las pizarras.

cuestión de presiones Que si se incrusta Edgar entre centrales, que si no lo hace, que si Canales baja a la base? Imanol viajó el sábado a Sevilla plenamente consciente de todos los registros con los que cuenta el Betis en la salida de balón. Pero una cosa es dominar la teoría y otra neutralizar al rival en la práctica. La presión blanquiazul nunca terminó de ajustarse durante la primera mitad, ofreciendo la sensación los realistas de que agradecían esos pocos momentos en los que el adversario iniciaba desde una línea de tres. Esperaban entonces en 4-4-2 con Odegaard e Isak como hombres más adelantados y dos futbolistas por banda para tapar las alas locales. Sin embargo, tal panorama escaseó. Porque los de Rubi tendieron a mantener al citado Edgar en la posición de pivote. ¿Qué hacer?

ofrecer la izquierda Imanol había preparado un entramado concreto en previsión de que el rival obrara así. Isak y Portu, a apretar a los centrales. Odegaard, con el mediocentro bético. Oyarzabal con Emerson. Y los riesgos quedaban para el otro costado, el izquierdo del Betis. La Real flotaba al carrilero Álex Moreno. Y si este se disponía a recibir, saltaba a por él Zaldua, dejando a Llorente solo con Joaquín a campo abierto. Rubi aprovechó muy bien semejante contexto, porque los suyos volcaron el juego precisamente a su sector zurdo, a priori lado débil. Buscando al propio Álex Moreno, buscando más en largo al mismo Joaquín (la tempranera amarilla a Llorente no ayudó aquí), el cuadro andaluz encajonó poco a poco en su campo a los txuri-urdin, quienes con el bloque bajo sufrieron además los buenos cambios de orientación del adversario. A diferencia de lo que suele hacer (suele hacer precisamente lo contrario), el Betis juntó pases en la izquierda para sorprender por la derecha, convirtiéndose Aihen en víctima de las proyecciones de Emerson. Por su zona llegó el córner del 1-0. También el segundo gol, aunque este tuvo su origen en una acción más puntual, en un error individual más concreto. De Oyarzabal.

¿y la real qué? Vale. Cuando el rival tenía el balón, lo administraba de forma notable ante una insuficiente presión txuri-urdin. ¿Y cuándo la Real disfrutaba de la posesión? Me preocupa que una circunstancia ya repetida termine convirtiéndose en tendencia. Se dio contra el Villarreal, cuando los amarillos cambiaron al rombo en Anoeta para remontar. Se dio en Ceuta, cuando los locales maniataron al cuadro txuri-urdin esperándole con los dos puntas flanqueando a nuestro mediocentro. Y se dio ayer, con Sergio Canales como protagonista. Porque el Betis alternó sus formas de presionar: a veces flotaba a un lateral blanquiazul, y a veces (las más) lo hacía con un central txuri-urdin. Pero siempre mantenía a tres jugadores en la media. Y uno de ellos, el cántabro, no se separaba de Ander Guevara. De este modo desactivó Rubi el engranaje ofensivo del conjunto guipuzcoano. Neutralizar al vitoriano es cortar el grifo a Odegaard, Merino y compañía. Parece que los rivales van dándose cuenta.

otra segunda parte Cambió el panorama tras el descanso. Primero, porque la intensidad del Betis en su fase defensiva tenía que bajar necesariamente. Resultaba imposible mantenerla y, conforme se fue acercando el final del partido, el propio Guevara pudo recibir el balón con mayor frecuencia. Segundo, e importante, porque la Real modificó su presión. Imanol mandó a Odegaard a apretar junto a Isak, pese a que Edgar seguía ejerciendo de pivote. Marcando a este colocó a Mikel Merino. Y no le importó generar así inferioridad numérica en una medular a la que siempre se sumaba Aleñà. Lo cierto es que no gestionaron nada mal el cara o cruz los txuri-urdin. Al Betis le costó de inicio encontrar al hombre libre. Y cambió la tendencia del encuentro. Sin embargo, faltó acierto en los últimos metros a la hora de buscar el prometedor 2-1, antes de que el partido explotara en su recta final. Se había jugado como se había jugado, y ese epílogo en forma de correcalles supuso una consecuencia lógica de lo visto previamente. Por ahí llegó el tercero. Por ahí se escapó el average.