donostia - "Ya sabes cómo funciona esto del fútbol. Hay rachas buenas y rachas malas. Paquito manejaba varias opciones y entendió que Imanol ya no merecía jugar". Gica Craioveanu rebobina 20 años y tira de memoria para mostrarse como un libro abierto, distendido y amable al otro lado del hilo telefónico. No hace falta recordarle fechas, porque antes de cualquier alusión directa cita "la temporada 1999-00" como la razón de la llamada. Y enseguida entra en harina cuando se trata de analizar a los equipos de dos excompañeros con los que coincidió aquel curso en la plantilla del Villarreal: el propio Imanol Alguacil (Orio, 1971) y Javi Calleja (Alcalá de Henares, 1978). Es decir, los entrenadores que se enfrentan mañana en Anoeta, en la visita de los amarillos a la Real (14.00 horas, Gol).

El guipuzcoano y Calleja compartieron entonces caseta. Y también césped, pero solo durante los entrenamientos. Porque nunca llegaron a competir juntos. El motivo, el expresado por Gica. Imanol dejó de contar para el entrenador, ya mediada la segunda vuelta. Y un par de semanas después del que sería su último partido debutó el madrileño, extremo zurdo promocionado del filial. "Paquito apostó aquella temporada por muchos chavales del segundo equipo", relata Craioveanu. "Es que los conocía muy bien". Tras el histórico ascenso del 98, la primera aventura del Villarreal en la máxima categoría solo había durado un año. Y para intentar regresar a la élite, el club castellonense se puso en manos de Joaquín Caparrós, un preparador pujante que venía de subir al Recreativo a Segunda y de mantenerlo luego con holgura. Sin embargo, el de Utrera solo duró siete jornadas. Paquito dejó los despachos para bajar al banquillo. Y tiró de cantera para cumplir con el objetivo marcado: ascenso de nuevo. Lo disfrutó Calleja, protagonista sobre el campo e integrante del posterior plantel, ya en Primera División. No lo gozó tanto Imanol, en el ostracismo desde marzo y fichado por el Jaén al concluir la campaña.

madera de entrenador "De Javi te podías imaginar que iba a ser entrenador. Le subieron de la cantera y era atrevido, abierto. De Imanol, en cambio, no te lo esperabas tanto. Y sin embargo mira... Lo que está haciendo en la Real es para enmarcar. Para enmarcar", hace hincapié Gica, como queriendo restar trascendencia a sus impresiones iniciales. "En la Real y en el Villarreal era un chico tranquilo, calladito, muy buena persona. Pero parece que el carácter de uno en la época de futbolista no significa gran cosa. Recuerdo, por ejemplo, cómo en el vestuario de Zubieta andábamos locos como Karpin, Sa Pinto o yo mismo", expresa el rumano entre risas. "En cambio, Imanol, Javi Gracia y Unai Emery no hablaban tanto. Y los tres han triunfado en los banquillos, cada cual con su estilo".

¿Y? ¿Le gusta a Gica la idea que está implantando Alguacil en la Real? "No, no me gusta. Me encanta", responde espaciando sus frases, para dotar a la contestación de una bromista incertidumbre. "Tras el empate en Mestalla, en la primera jornada, yo fui el único tonto que pronosticó que el equipo terminará en Europa. Pienso que hay mimbres suficientes para pelear por la cuarta plaza. Lástima esos problemas en defensa... No doy nombres porque no me gusta señalar, pero atrás se están cometiendo demasiados fallos. Y esos errores te los penaliza cualquier rival, los grandes y los modestos. Porque costaron goles contra el Barcelona y también en El Sadar frente a Osasuna".

Gica reconoce que se lo pasa en grande con el fútbol ofensivo de la Real. Y no es muy original a la hora de destacar nombres propios. "Odegaard está a un nivel brutal. Merino está haciendo una gran temporada, después de generarme alguna duda el pasado curso. De Oyarzabal poco nuevo podemos decir. Y tanto Willian José como Isak están respondiendo con goles cuando salen al campo. Quizás la sorpresa entre comillas esté en Portu, que ha adelantado a Januzaj y viene completando un muy buen año. En ataque el potencial es muy grande. En defensa se flaquea más. Lo mismo sucede con el Villarreal".

el 'submarino' El exdelantero txuri-urdin hila así sus sensaciones respecto a la Real con las que le suscita un Submarino amarillo a quien también sigue detalladamente. "No puede ser de otra manera. Mi hijo es del Villarreal a muerte". Gica indica que los de Javi Calleja le dejan "alguna que otra duda". "Son irregulares. Alternan partidos buenísimos con otros más pobres. Y esto no es lo mejor en un equipo que, por presupuesto, debe aspirar a entrar en Europa". Craioveanu puntualiza, eso sí, que ahora ve al técnico "más asentado", tras una temporada pasada de locos en La Plana: a Calleja le cesaron en diciembre de 2018 para repescarle solo dos meses después.

El Villarreal llegó a sufrir entonces para escapar de la zona baja de la tabla. El actual conjunto amarillo, mientras, ocupa la parcela intermedia de la clasificación con 25 puntos, seis menos que la Real. El progreso viene marcado por circunstancias que detalla Gica. "Gerard Moreno está actuando solo en punta últimamente. Y yo le veo mejor así que acompañado por Ekambi. Se mueve con mayor libertad, y además viene encontrando buenos socios en Moi Gómez, que se encuentra a un gran nivel, o en Anguissa, para mí una de las sorpresas positivas de la temporada", opina el rumano, quien pese a su anterior alusión a los problemas defensivos también detecta una mejoría en la zaga. "Lo del año pasado fue un auténtico desastre. Pero esta temporada estamos viendo otra cosa con Albiol y Pau Torres como centrales. ¿Qué pasa? Que, igual que sucede en la Real, se cometen errores puntuales castigados por los rivales", zanja Craioveanu antes de vaticinar un partido "bonito" mañana en Anoeta. Es la conclusión más coherente con todo el análisis previo.