Con los ojos cerrados y la cabeza inclinada en señal de respeto, el lehendakari ha guardado con la mayor solemnidad posible el minuto de silencio tributado este domingo en la academia de Arkaute a los quince ertzainas asesinados por ETA. Iñigo Urkullu trasladó con su discurso un cierre de filas con la institución de la Policía vasca, uno de los pilares del autogobierno: defendió que su labor ha sido "siempre ejemplar".

Es un mensaje que se puede leer entre líneas y se puede aplicar a la actualidad, ya que el Gobierno vasco lleva meses rebelándose contra el discurso de la izquierda abertzale que trata de poner en tela de juicio el carácter democrático de la Ertzaintza o de proyectar la idea de que su labor se centra en reprimir altercados. La campaña de desprestigio desde las juventudes de Sortu, Ernai, ha sido motivo de fuertes fricciones entre EH Bildu y la consejería de Seguridad de Josu Erkoreka, que ha defendido el carácter asistencial y de servicio de los agentes vascos en emergencias y rescates, y ha recordado que son una institución del autogobierno, así como un Cuerpo policial nacido desde la propia Euskadi.

En el acto de este domingo se comunicaron algunas distinciones por servicios destacados que trataron de poner en valor la vocación de servicio de la Ertzaintza, como es el caso de los agentes que lograron demostrar en el juzgado con sus informes periciales que una mujer de 34 años no había sido atropellada por un mero accidente, sino que se trató de un caso de violencia machista.

LOS ASISTENTES

Nadie de EH Bildu pudo escuchar de manera directa el discurso del lehendakari porque, aunque fueron invitados los parlamentarios de la comisión de Instituciones y Seguridad, no acudió ninguno de la coalición abertzale. Sí lo hicieron el jeltzale Iñigo Iturrate, una representación socialista, de Vox y del PP (su representante en la comisión le pasó la invitación a Carmelo Barrio para no faltar) y de Elkarrekin Podemos-IU.

ETA MATÓ A UN GUDARI

En una larga plancha ubicada en el escenario, figuraban los nombres de los ertzainas que perdieron la vida. Sus historias humanas se vieron truncadas: algunos fueron abatidos por ETA delante de su hijo o de sus amigos, otros como Genaro García habían sido paradójicamente gudaris durante la Guerra Civil, y Ana Isabel Arostegi, la única mujer en la lista de agentes asesinados por la organización ya disuelta, fue rematada sin piedad en el suelo.

ETA comenzó a colocar a la Ertzaintza en su punto de mira en 1985, con el coche bomba que acabó con la vida del teniente coronel Carlos Díaz Arkotxa. La lista continuó con el asesinato de ertzainas en acto de servicio como Txema Agirre, quien evitó el atentado contra el Museo Guggenheim; o Jorge Díez, escolta de Fernando Buesa; o por considerarlos objetivos directos como el sargento Joseba Goikoetxea, tiroteado en el interior de su vehículo en compañía de su hijo de 17 años, o Montxo Doral. Esta lista la cerraron en 2001 Ana Isabel Arostegi y Francisco Javier Mijangos.

El jefe de la Ertzaintza, Josu Bujanda, lo resumió así : "Parecía ser que molestábamos y no querían que la Policía del pueblo ofreciera ese servicio a la sociedad". No se perdió de vista que el homenaje coincidía esta vez con el 40 aniversario de la recuperación de la Ertzaintza tras la dictadura franquista. En el acto en presencia de los familiares de las víctimas, con la leyenda Beti gure gogoan, y presidido por Urkullu y por el vicelehendakari primero Josu Erkoreka, se tributó un aurresku de honor. Urkullu destacó de los agentes su "vocación, valentía, solidaridad... que son valores de toda la Ertzaintza".

"TRATARON DE APARTARLA DE LA SOCIEDAD"

"Gracias a vuestro esfuerzo y tesón hemos conseguido que Euskadi sea considerado un país seguro según los parámetros europeos. Vuestro comportamiento ha sido siempre ejemplar", dijo Urkullu. El lehendakari recordó que la Ertzaintza tuvo que afrontar "una crueldad inusitada" y "la violencia terrorista durante largos años". "ETA situó a la Ertzaintza como objetivo, como enemiga de Euskadi; trataron de apartarla de la sociedad a la que servía. A ellos y a su familia. ETA despreció a una Policía que nació del pueblo y para el pueblo", recriminó.

El lehendakari opinó que, aunque hayan transcurrido años desde la disolución de ETA, se debe "seguir sembrando la semilla de la convivencia para que la violencia terrorista no aflore nunca más". Urkullu presentó a la Ertzaintza como una institución "valorada y apreciada por la sociedad vasca que adquiere también reconocimiento internacional", y que hace gala de una "actitud de mejora continua". Declaró su "orgullo" ante la "vocación, compromiso y servicio" de la Ertzaintza.

Este acto se remonta al año 2019, cuando se inauguró un espacio en Arkaute con quince txapelas y quince fotografías, así como un pebetero, para recordar a los agentes. Han sufrido durante décadas la amenaza directa de ETA o bien el acoso en sus municipios por parte de una izquierda abertzale que la consideraba una policía traidora. Las pintadas con el término zipaioak o las dianas instando a ETA a acabar con sus vidas hicieron irrespirable el clima para estos agentes. El primer homenaje colectivo ya había tenido lugar en 2013. Se ha avanzado de la mano de Aserfavite para impulsar estos actos.