uskadi ha desarrollado un modelo socioeconómico que combina la generación de riqueza y la protección social, favorece un territorio equilibrado y una comunidad cohesionada.

El éxito de este modelo socioeconómico puede apreciarse en los mayores niveles de renta per cápita y los menores niveles de desigualdad y pobreza en comparación con España y la media de la Unión Europea.

Ahora bien, sería imprudente considerar estas conquistas como consolidadas y perennes. En efecto, sólo mediante la creación continuada de valor puede existir una distribución de la riqueza. Para ello, el mecanismo que se ha dotado la humanidad es la organización empresarial: la empresa constituye el agente principal de creación de valor, empleo y riqueza en las economías avanzadas.

Pero, según el principio de Innovación Destructiva definido por el economista Joseph Alois Schumpeter, los sistemas económicos están en permanente renovación, con empresas que desaparecen como consecuencia de la emergencia de modalidades de competencia más innovadoras y eficaces.

De hecho, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Berna, la mitad de las empresas no viven más de una década, solo el 15% de las empresas sobrepasa los 30 años de existencia y únicamente el 5% de las compañías sobrevive más allá de los 50 años.

En Euskadi también se confirman estas estadísticas. Así, según un estudio de demografía empresarial realizado por Informa D&B, más del 80% de las empresas vascas creadas hace 30 años han desaparecido. Concretamente, el 82% de las 3.006 firmas registradas en 1991 no han sobrevivido.

Estas estadísticas son preocupantes porque las empresas que desaparecen no encuentran reemplazo, habida cuenta que emprendimiento y diversificación están perdiendo vigor en la sociedad vasca. A febrero de 2022 contábamos con 6.793 empresas menos en Euskadi que en 2008.

Complementariamente, el Informe Global Entrepreneurship Monitor Euskadi 2020-2021 constata una regresión en la orientación emprendedora de las empresas vascas. Así, el índice que mide la actividad emprendedora en el seno de las empresas (EEA) pasa del 1,7% en la edición de 2019 a un exiguo 0,4% de la población laboral vasca que manifiesta haber participado en iniciativas emprendedoras en el seno de las empresas en 2021.

Este dato constituye el mínimo histórico registrado hasta el presente en el marco del Informe GEM de Euskadi.

En comparación con otras regiones de nivel similar de PIB per cápita, la tasa de intraemprendimiento vasca es la más baja. El promedio internacional de la tasa EEA para regiones de nivel similar de PIB per cápita a la vasca es del 6%. Países como Alemania o Austria aventajan en 6 y 5 puntos respectivamente la tasa EEA de Euskadi.

Este dato es trascendental, porque las empresas que saben desarrollar una dinámica basada en el emprendimiento acceden a una agilidad estratégica, flexibilidad, creatividad y capacidad de innovación continuada. Adicionalmente la orientación permanente de la empresa hacia la identificación de oportunidades, el descubrimiento de nuevas fuentes de valor les conduce a una mayor rentabilidad.

Otro factor que genera preocupación es el fenómeno de la orientación hacia el rendimiento a corto plazo de las empresas. En efecto, como consecuencia de la crisis económica de 2008 y los efectos económicos de la pandemia, en el curso de los últimos años las empresas se han instalado en una lógica del rendimiento a corto plazo: según una encuesta elaborada por la consultora McKinsey, el 63% de los directivos encuestados declaró que la presión para obtener resultados a corto plazo se ha incrementado en los últimos cinco años. De hecho, el 79% de los directivos afirma estar especialmente presionado para generar una elevada rentabilidad en un período inferior a los dos ejercicios.

Ante estas evidencias, el investigador canadiense William Lazonick afirma que las empresas se han deslizado desde un modelo de "creación de valor" hacia otro basado en "la extracción de valor", por el cual la obsesión por los resultados a corto plazo conduce hacia la destrucción de valor a largo plazo. En síntesis, Lazonick afirma que la búsqueda del rendimiento a corto plazo estaría erosionando la competitividad de las empresas y su capacidad de supervivencia a largo plazo.

Por todo ello es necesario dotarse de nuevo marco de referencia para la gestión empresarial que concilie la eficiencia a corto plazo con la creación de valor a largo plazo. En la literatura científica se emplea el término de "empresas ambidiestras" para referirse aquellas organizaciones que simultanean sus actividades de explotación, es decir sacan partido de los productos, mercados y negocios actuales, y la exploración, intensificando la búsqueda de nuevas opciones de negocio para construir un futuro sostenible.

Diversos estudios empíricos han llegado a conclusiones equivalentes al analizar los resultados de las empresas conforme a su orientación en la gestión: a largo plazo "las empresas ambidiestras" superan ampliamente a las compañías de orientación cortoplacista, tanto en crecimiento como en rentabilidad y empleo.

Ahora bien, la conciliación de la explotación y la exploración en el seno de una organización empresarial constituye una tarea ardua. La dificultad en lograr el equilibrio estriba en que las empresas presentan una deriva natural hacia la explotación, por cuanto ésta aporta una mayor certeza de éxito a corto plazo. La orientación al corto plazo induce a las organizaciones empresariales hacia la especialización en la explotación del negocio actual, siendo cada día más eficiente en aquello que se conoce y domina.

En contrapartida, la exploración, por su propia naturaleza, es ineficiente. Como consecuencia, los retornos de las actividades de exploración son más inciertos y dilatados en el tiempo. Sin embargo, sin la adecuada dosis de exploración, las empresas caen progresivamente en la obsolescencia y la pérdida de la competitividad.

Por ello, es necesario romper con la lógica del rendimiento a corto plazo, incorporando mecanismos de asignación de recursos para llevar a cabo actividades de exploración e implantando el compromiso de reinversión de los beneficios en la promoción de proyectos destinados al desarrollo futuro de la empresa.

La aplicación de estos preceptos nos permitirá asegurar el legado empresarial y contar con empresas competitivas que aseguren la creación de valor para poder posteriormente redistribuir la riqueza y estar en condiciones de afrontar con éxito la triple transición que deberá acometer Euskadi en los años venideros: el desafío de la energía y el cambio climático, la transformación digital y su impacto en el trabajo del futuro, y finalmente, los retos que plantea la transición demográfica en la salud y los cuidadosa las personas.

Estos factores serán objeto de estudio en el curso de una jornada internacional, integrada en los cursos de verano de la UPV/EHU, que se llevará a cabo el día 8 de julio en el Palacio de Miramar de Donostia.

Este evento se enmarca en la iniciativa Oraina eta Geroa Uztartuz, un proyecto desarrollado en el marco del proceso Etorkizuna Eraikiz e integrado en el Plan de Recuperación Económica y Social de la Diputación Foral de Gipuzkoa, que pretende la difusión de un Marco de Referencia para la Empresa Ambidiestra entre las empresas del territorio. Director General de ISEA S. Coop