El Ayuntamiento de San Sebastián está a punto de dar a luz: Ordenanza reguladora de la actuación municipal frente a la contaminación acústica por ruidos y vibracionesOrdenanza reguladora de la actuación municipal frente a la contaminación acústica por ruidos y vibraciones llaman a la pobre criatura. Si sigue el camino de otras parecidas (terrazas, pisos turísticos...) tendrá un efecto más corto que su nombre. Pero servirá para propaganda de nuestros sheriff en los medios de comunicación, explicando cómo se ocupan de defender a los ciudadanos en estas cuestiones que tanto les perjudican. Para hacer ruido mediático.

El ruido -la más hermosa de las músicas se torna ruido con excesivo volumen- puede ser una forma de tortura. Lo han utilizado todos los torturadores profesionales. Superada por el ruido, la persona puede volverse loca e incluso fallecer. Cuando se une al calor, la fuerza del tormento se multiplica de forma exponencial. En las noches de verano, muchas personas, sin poder abrir las ventanas del dormitorio, empapadas de sudor y recibiendo el castigo del continuo ruido callejero o festivo, se sienten peor que en una oscura celda carcelaria.

Cuando comencé a estudiar en la universidad, muchos profesores fumaban mientras daban clase. Los progresistas también se lo permitían a sus alumnos. Los reaccionarios, no. En aquellos años las asambleas de alumnos, vivas y encendidas, constituían un auténtico clamor pidiendo libertad con todo tipo de matices: rojos, verdes, azulones o morados. En varias de ellas expliqué que, como soy enclenque, la concentración de humo de nuestras aulas me resultaba perjudicial, me dañaba la garganta y los ojos. La respuesta solía consistir en un sonoro ¡Buuu! Fumar en las clases era una señal de libertad. En eso coincidían amarillos, rosas y tornasolados. La mayoría de los que han quedado vivos de aquellos fumadores actualmente no lo son y no aceptarían algo semejante. Es más, si la escuela o universidad a la que acuden sus nietos actuara de forma similar, la denunciarían. Pero en el terreno del ruido seguimos aceptando los estruendos.

Se repetirá la secuencia del tabaco. Los estudios científicos han demostrado de forma innegable cuán nociva es la presencia continua del ruido en nuestras vidas. Dentro de unos años, se sacarán cuentas y alguien se percatará de que la tolerancia con el ruido no es rentable: que, a pesar del interesante valor que tiene para aplacar a muchos memos, las consecuencias mentales negativas y las sorderas que produce resultan caras. Y comenzarán largas, repetitivas y cargantes campañas para que ni siquiera podamos pedernos con ruido.

De momento, para acallar a los pelmazos como yo, nuestras autoridades hacen la papema con ordenanzas de este tipo. Pero sin ninguna intención de encarar el problema, muy crecidito gracias a su colaboración. Como en otros casos.

En nuestro barrio, la Parte Vieja donostiarra, el grado de tortura, aunque parezca imposible de medir, está bien medido. Superando las numerosas trabas administrativas y realizando una tarea ímproba, la asociación de vecinos envió hace tiempo informes al Ayuntamiento describiendo de forma detallada los desafueros que en este terreno sufrimos de forma continua. Pero sus responsables prefieren inclinar el oído hacia otro lado. Al comienzo de la ordenanza, colocan un texto prometedor: se quiere responder a este gran problema para la convivencia... El Parlamento Europeo ha ordenado... Hay que cuidar el bienestar de los ciudadanos... Rápidamente todo comienza a difuminarse: con una redacción a menudo incomprensible y tras haber pasado por las manos del podador de confianza (Paco, el de la rebaja), nada queda claro. Sí, pero, acaso, podría decidirse, si se estima necesario... De tal forma que quien no cumpla la normativa tendrá amplia ventaja para seguir haciéndolo y los perjudicados solo encontrarán dificultades para encaminar sus quejas y conseguir que sus problemas se solucionen. Respecto a la normativa anterior, ahora resultará más barato infringirla, porque las multas serán menores. Sobre todo, ¿alguien se encargará de velar por su cumplimiento? Y en los lugares que se encuentran en plan hipermegasupersaturados ¿qué futuro ofrece? Se comenta que el sabio músico y musicólogo Antonio Peña y Goñi ha registrado en el Ayuntamiento una instancia enviada desde el cielo, pidiendo que a esa pobre calle del barrio de Gros le quiten su nombre. ¿Se prevé algo para evitar llegar en otros lugares a estas situaciones? ¿Qué puede hacer un contribuyente de a pie, además de acudir al siquiatra? El payaso Mirri le contesta: ¡A fastidiarse!

Escuché un discurso en que nuestro señor alcalde, hablando de estas cuestiones, explicó que se esforzaban en conseguir el equilibrio entre legítimos intereses encontrados. Pero no habló de los derechos. ¿Están al mismo nivel los derechos y los intereses? ¿Cómo se equilibra el interés que impide el derecho al descanso con este? ¿Alguien desea tener todos los días del verano, de Navidad, Semana Santa y otros muchos más, bajo su ventana y hasta la 2.00 horas, una manifestación? Eso constituyen las terrazas repletas de personas hablando, cuando no gritando, y lo sufren muchos queridos amigos. Sin contar la ruidosa recogida de trastos y la juerga fuera de programa que les sigue.

Parece que Napoleón dijo alguna vez: Si quieres solucionar un problema, nombra un responsable. Si quieres que se eternice, crea una Comisión. Ahora diría: aprueba una ordenanza.