Siempre me he considerado un radical. Y a mucha honra. Me consta que de un tiempo a esta parte al término lo han convertido en sinónimo de extremista, a base de llamar radical a quien muy probablemente sea extremista pero no radical. A menudo me pregunto si asimilar a ambos no será una confusión intencionada e interesada. A ver si me consigo explicar: radical etimológicamente procede del latín radiculus, que significa raíz. Radical es por tanto quien acude a la raíz de las cosas para entenderlas y, en la medida de lo posible, mejorarlas. El extremista no hace eso. El extremista se va a los extremos y su intención puede no ser mejorar nada. El extremista pierde el norte y a menudo echa a perder sus fines, acudiendo a la violencia como método, por ejemplo. Precisamente porque el radical acude a la aíz de las cosas, difícilmente concibo que pueda meter la pata en los métodos. El método de quien acude a la raíz de las cosas es más bien el del análisis y de la pedagogía. A principios de la década de 2000 un grupo de radicales en mi definición del término empezaron a trabajar, dentro del marco de las Naciones Unidas, para ver cómo restañar las heridas tras una situación de violación generalizada de los derechos humanos. El producto de su trabajo fue aprobado por la Asamblea General de la ONU el 16 de diciembre de 2005. Son los llamados "Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones graves del derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones". Fueron a la raíz de las cosas y llegaron a la conclusión de que las víctimas de conculcaciones de derechos humanos tienen todo el derecho a la verdad, a la justicia, a la reparación y, ¡ojo! a la no-discriminación. Fueron tan a la raíz de las cosas que lo explicitaron bien claro: "La aplicación e interpretación de los presentes principios y directrices básicos se ajustará sin excepción a las normas internacionales de derechos humanos y al derecho internacional humanitario, sin discriminación de ninguna clase ni por ningún motivo". Los radicales somos así.