n nuevo estudio europeo realizado en la Universidad de Kiel, en Schleswig-Holstein, uno de los 16 estados federados de Alemania, señala que la variedad de aves que podemos observar está directamente relacionada con el bienestar humano. En la investigación, publicada recientemente, han participado 26.000 personas de 26 países europeos y, entre sus conclusiones, destaca también que el hecho de añadir un 10% más de diversidad de aves a una comunidad aumenta la sensación de satisfacción vital de las personas, y se sostiene que las acciones de manejo para la protección de las aves y los paisajes que las sustentan beneficiarían a los humanos. Por lo cual, se sugiere que la toma de decisiones políticas y sociales debe considerar el papel fundamental de la diversidad de especies para el bienestar humano.

Otra cuestión de interés que va en la misma dirección es que el índice de calidad de vida va incluyendo cada vez más aspectos culturales, biológicos y ambientales. Y en ellos, las aves son un verdadero termómetro para medir la calidad de los ecosistemas, del medio ambiente, y, en definitiva, de la calidad de vida. La oficina estadística europea Eurostat incluye el seguimiento de las poblaciones de aves entre los índices más importantes para evaluar la sostenibilidad y el bienestar social. Esa es la tendencia que se registra sobre todo en algunos países europeos como Gran Bretaña, Holanda, Dinamarca, Alemania€, de forma mucho más acusada que en el Estado español. Aunque en el caso de Euskadi, en el Sistema de Indicadores de Sostenibilidad Local de la Comunidad Autónoma, que gestiona la Sociedad Pública de Gestión Ambiental (Ihobe), dependiente del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco, en el indicador denominado 'Biodiversidad y Medio Natural', siempre se ha tenido en cuenta aspectos relacionados con la fauna de tal o cual municipio, que forman parte de Udalsarea 21, red de municipios vascos hacia la sostenibilidad, que en la actualidad la integran 191 municipios, además de otras instituciones vascas. Dicho sea de paso, o al menos para saber cuál es el cometido del Sistema de Indicadores de Sostenibilidad Local, este se define como "un potente instrumento que aporta información sobre el estado de municipios y comarcas y ayuda a identificar problemas y situaciones a mejorar. Calcular los indicadores periódicamente contribuye a evaluar los resultados y la eficacia de las políticas y da soporte para la toma de decisiones en la gestión local".

En los citados países se ha dado hace años un paso realmente espectacular y de horizontes muy crecederos. Las administraciones de esos países han incluido entre los aspectos para medir el bienestar nada menos que la variedad y la cantidad de aves avecindadas en un lugar. Medida que no puede resultar más coherente. Porque no hace falta ser un experto ecólogo para reconocer que la presencia de animales tan conspicuos, visual y acústicamente, como las aves, delatan las características de la totalidad del derredor que usan. Tras cada pájaro cantando hay siempre un complejo sistema que debe mantener muchas vidas y mucha salud para que hasta nuestros tímpanos llegue esa música sin partituras.

Tras la presencia de una comunidad zoológica en un espacio concreto, lo que deducimos es una reducida contaminación de los aires, los alimentos, escaso o nulo ruido, variedad vegetal y hasta escasa prisa. Esos parámetros van configurando la convencional idea del lugar idílico, ameno, agradable, delirante, encantador, etcétera; es decir, de ese ámbito al que aspiramos casi todas y todos, al menos a la hora de relajarnos, descansar o conseguir calidad ambiental en el entorno donde se vive

El Índice de Aves Comunes o Common Bird Index es uno de los referentes principales del Sustainable Development Indicator de Eurostat, que sitúa el estado de las poblaciones silvestres de aves junto a referentes de otro tipo, como el nivel de empleo, el consumo de energía o la esperanza de vida, para calibrar el grado de bienestar real que tiene las y los europeos.

Sin duda, estar en la naturaleza, detenerse en ella, descubrir sus maravillas, trae una sensación de calma y renovación. Pero volviendo al nuevo estudio de la Universidad de Kiel, cabe decir que ahora la ciencia respalda esta intuición con datos y revela que los beneficios son muchos. De los cientos de estudios publicados, ninguno por sí solo es definitivo, pero juntos ofrecen una sensación cada vez mayor de lo que se ha perdido a medida que las personas se han desconectado del entorno natural: ritmo de vida, sedentarismo, pantallas, mayoría de la población en entornos urbanos€"

Escuchar a los pájaros, observarlos cuando salimos a dar un paseo, nos ayuda a estar más presentes y menos perdidos en nuestros pensamientos. Nunca como en estos momentos ha sido más importante para los seres humanos recuperar esta relación con lo natural, y más en estos tiempos de pandemia, donde en la naturaleza podemos encontrar el alivio que tanto necesitamos.

De acuerdo con este estudio, la diversidad de especies y de la naturaleza juega un papel muy importante en los niveles de bienestar de las europeas y europeos. No es ninguna novedad, sino algo de lo que advierten desde hace décadas expertos y científicos a nivel internacional, que la diversidad biológica en el planeta Tierra está sufriendo un declive bestial en la actualidad.

Uno de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad es conservar y detener la pérdida de biodiversidad. Hay que ser conscientes de que la protección de los hábitats y las especies es la única garantía actual para asegurar el futuro del planeta.

Sin duda, un aspecto capital en la política ambiental a impulsar en Euskadi es preservar el medio natural para que pueda ser legado a las futuras generaciones en las mejores condiciones posibles. Y en este capítulo quiero señalar la importancia que tiene la necesidad de conocer y dar a conocer la diversidad ornitológica, como una forma importantísima de proteger la naturaleza.

En este sentido, la propuesta del Gobierno Vasco de considerar a los humedales de Txingudi y Urdaibai como proyectos Next Generation, llamados a lograr los fondos europeos de reconstrucción que ha activado la Unión Europea para paliar la crisis socioeconómica que ha provocado la pandemia del covid-19, es de suma importancia. La conservación natural es un elemento de resiliencia en la recuperación de la presente crisis, por lo que se aspira a conseguir financiación europea para conservar y restaurar estos ecosistemas. Concretamente, Euskadi invertirá 102,5 millones entre 2020 y 2026, de los que el Gobierno Vasco asumiría 18,5 millones, mientras que los 84 millones restantes corresponderían a los fondos llegados de Europa. En los citados humedales se citan gran cantidad de aves que los convierten en enclaves de extraordinaria importancia ornitológica, además de otro tipo de cuestiones.

Experto en temas ambientales, Premio Nacional de Medio Ambiente y Premio Periodismo Ambiental 2019 de Euskadi