l confinamiento, voluntario o forzoso, resulta buen compañero del espíritu, actividad a la que habitualmente no dedicamos excesivo tiempo. Por lo tanto, amén de seguir los consejos científicos (cuanto más concordantes, tanto mejor) aprovechemos la situación vírica para repasar los acontecimientos que la rodean y que contribuyen a ensombrecer nuestras existencias, o por el contrario, a inundarlas de nuevas luces primaverales.

El murciélago asomó por Euskadi Norte en plena campaña electoral y aunque Macron desde el Eliseo habló de situación de guerra refiriéndose al bicho, mantuvo la cita en las urnas, pensando quizás que en las guerras quien da de entrada, da dos veces. Pero no tuvo en cuenta que los virus son seres poderosos capaces de modificar nuestros genomas y que debemos tratarlos, si no con respeto, por lo menos con modestia. Total, que el primer vuelo del murciélago, además de no contagiarnos, coincidió con una primicia para los abertzales en esta parte de la costa de Lapurdi. Victorias en Ziburu, Urruña y Biriatu dentro de un marco general favorable que continúa suponiendo, paso a paso, la escalada hacia nuevas cotas de libertad en un clima de paz. Acto seguido, optó por el confinamiento y dio rienda suelta a los controles, externalizando todas sus fuerzas de "seguridad". Esto de los controles tiene como mínimo una doble lectura. La primera, la de la amatxi de Ahetze a la que obsequiaron con una multa de 135 euros por ir a comprar la baguette sin que obrara en su poder l'attestation de déplacement derrogatoire. Recordarles que este pliego debía rellenarlo uno mismo con sus datos, en aplicación del decreto del 16 de marzo, y ser portador del mismo cuando se salga de casa. Cabe añadir, sin embargo, que la única forma de procurárselo es vía Internet con impresora incluida. Evidentemente, amatxi Gaxuxa no ha alcanzado aún estas cotas tecnológicas, por lo que, como dicen ahora, tuvo que "desescalar" los 135 euros de su ya menguada jubilación. Caminemos o, aún mejor, rodemos hacia la segunda lectura. Me refiero a las decenas de miles de franceses que, propietarios de residencias secundarias en Iparralde, abandonaron sus domicilios habituales en las grandes urbes contaminadas para invadirnos ipso facto, una vez más. En los centenares de kilómetros recorridos, ¿cuántos controles y peajes superaron sin la más mínima dificultad para llegar a nuestros lares? ¿No estaba contemplado este punto en el famoso decreto? Por cierto, ¿dónde vota esta gente en la segunda vuelta de las municipales? Creo saberlo: aquí en la urna y allí por correo. Dos al precio de uno. Los colonialismos, republicano galo y monárquico hispano, desoxigenan Vasconia bastante más que el virus de marras. La soga cierra Bidasoa y Pirineo con sus brazos armados para tratar de convertir nuestra ancestral identidad en agua de borrajas.

El gobierno de Madrid ha gestionado deslavazadamente la epidemia, pero sus posicionamientos bélicos con gente uniformada han resultado a menudo ineficaces ante las fuerzas de la naturaleza. Entre tanto condecorado, solo eché en falta a algún miembro de la Conferencia Episcopal hisopo en mano, para bendecir a las huestes de la unidad hispana contra la pandemia de la Corona viral (exceptuando, como no, la borbónica) y cualquier otro brote separatista. Por lo tanto, en Vasconia como siempre, a verlas venir y a la espera, ya desesperante, de lo que los mandos únicos del Eliseo y la Moncloa decidan por y para nosotros.

Protestas de los alcaldes de Iparralde por el cierre de la muga y la situación de sus presos confinados a perpetuidad en las cárceles francesas. En Hegoalde, Ortuzar y Urkullu convocan elecciones en julio para el territorio autonómico del Estado español al que ellos llaman Euskadi y que de hecho es un triciclo Hirurak Bat al que le faltan las dos Nafarroa, Lapurdi y Zuberoa para completar el Zazpiak Bat de la Euskadi Nacional. Sacan pecho por su mercadeo de los síes a Sánchez, pero su autogobierno y sus libertades de circulación se limitan al susodicho triciclo. Hace ya tiempo que vengo clamando en el desierto de cada cita electoral, que un Gobierno Vasco de coalición entre PNV y EH Bildu o viceversa se ha de convertir en la premisa patriótica del siglo XXI, si no queremos perder nuestra identidad y desaparecer como pueblo. Han pasado un par de siglos desde que el teólogo y moralista americano Freeman estableció perfectamente la diferencia entre el político y el hombre de Estado: el primero piensa en la próxima elección y el segundo en la próxima generación. Ahí radican nuestras carencias, pues abundan los políticos y escasean las mujeres y hombres de Estado.

La buena noticia de esta enorme crisis vírico-económica nos la ha aportado la naturaleza que resurge, brota y respira con un nuevo aliento vital. Estando como estamos, rodeados masivamente de microbios y virus, pues vivimos en esta gran sopa cósmica donde cada cual tiene su sitio. El equilibrio entre nuestras vidas y las suyas puede funcionar bien, si optamos por una forma de vida y un medio ambiente no letales, protegiendo nuestro sistema inmunitario. ¿Por qué creen ustedes que el virus se instaló confortablemente en nuestros pulmones? Porque estos estaban enfermos de polución y su debilidad le ofrecía un terreno abonado. ¿Han observado la evolución de los índices de polución estas últimas semanas? Están en caída libre, como la pandemia. El planeta respira y nosotros con él.

¡ Salud!