on motivo del fallecimiento de José Luis Zumeta Echeverría (Usurbil, 19 de abril de 1939-Donostia el 23 de abril de 2020) la Federación de Ikastolas de Navarra quiere hacer llegar a sus familiares y amigos sus más sinceras condolencias.

Este artista amigo de las ikastolas, con las que colaboró en infinidad de iniciativas plásticas, nunca olvidó su pericia desde niño para la actividad artística. A los 14 años ya trabaja como dibujante gráfico. Aquella temprana actividad laboral, en los duros años de la dictadura, le acerca al mundo artístico. Desde joven va adquiriendo una formación que le será de gran utilidad y sentará las bases de su trabajo artístico posterior, primero en la Escuela de Artes y Oficios, y en la Asociación Artística Guipuzcoana.

En 1959, ya en París, entra en contacto con otros artistas vascos como Ruiz Balerdi y descubre la expresión abstracta, movimiento que llama poderosamente su atención: Budd, Appel o Jorn. Se trata del expresionismo abstracto, que fue clave para apuntalar a Estados Unidos como una potencia cultural, no solo política. Las características formales de esta corriente, como el rechazo a la objetividad y orden geométrico para dar libertad a la expresividad humana, convertían a la pintura en un documento de la acción del artista: el llamado action painting.

En 1966 participa en la fundación del grupo Gaur, catalizador de la vanguardia vasca, y revulsivo frente al arte oficial del régimen, dándose a conocer en la galería Barandiarán de Donostia junto a Oteiza, Mendiburu, Amable Arias, Basterretxea, Sistiaga, Chillida y Ruiz Balerdi.

En el año 1971 participa en los Encuentros de Pamplona, destello de modernidad artística que sorprendió a Iruña con el pie cambiado. Aunque desde fuera supuso un hito de modernidad y un ejemplo a seguir, la Pamplona de entonces no estaba preparada para propuestas tan rompedoras, ya que salvo una elite privilegiada, seguía cultural y artísticamente anclada en el pasado.

Su valentía al apostar en un país como el nuestro y en un momento tan delicado por el expresionismo abstracto, supuso ir contracorriente, situándose al borde del precipicio.

Desde fuera, el expresionismo abstracto era una forma artística adoptada por el imperio americano para enfrentar, en plena Guerra Fría, a los movimientos constructivistas y abstractos rusos. Era evidente el apoyo institucional brindado a este nuevo arte por el poder americano y sus prebostes (los Rockefeller, Guggenheim, etcétera). Pero en nuestro entorno europeo supuso, por el contrario, un soplo de aire fresco, un grito airado, cargado de mensajes, ávido de cambios sociales y políticos.

Las primeras etapas artísticas de Zumeta, en los años 60, están ligadas al informalismo y a la expresión abstracta, en un espacio de resonancias cubistas, de un violento cromatismo y una gran expresividad, no exenta de humor, rica en signos y mensajes.

Zumeta experimenta con relieves pictóricos (poliéster, aluminio, goma...). Posteriormente, en un lenguaje más gestual, se acerca al gran formato en Usurbil y Pasaia, con dos grandes murales cerámicos abstractos encargados por ambos municipios. Es un pintor profundamente enraizado en lo vasco. Respecto a su lenguaje plástico diría Carlos Mtz. Gorriarán: "Sus óleos se estructuran en manchas densas y ligeras, pinceladas rápidas, grafismos caligráficos, superficies frotadas e inundadas de pintura, topografía de un imaginario muy rico". Lo infantil y lo subversivo juegan en su obra en una danza sin final. La libertad, la audacia, la expresividad y el juego potencian sus mensajes. Color y texturas tienen un significado y un valor muy precisos. Su obra aparece directa y libre, siempre en vanguardia.

Durante años ha vivido en el molino de Gain-tza y ha trabajado en su taller de Atallu en el valle navarro del Araxes, donde encontró frescura y protección silenciosa entre montes y aguas medicinales.

Tantirumairu Ikastola de Lesaka en su edición de Artea Oinez 2017 eligió a Zumeta como artista predilecto. Con aquel reconocimiento las ikastolas quisieron agradecer su generosa colaboración en tantas ediciones de Artea Oinez, y en todo tipo de actos que tuvieran que ver con la defensa de nuestro mayor tesoro cultural: el euskara. Aquel merecido reconocimiento por su aportación a la cultura artística universal, por su valiente trayectoria; por mantener siempre intacta su humildad, vivida con autenticidad, en plena libertad creativa es renovado hoy para rendirle este último homenaje.

Eskerrik asko, Zumeta!

El autor es director de la Federación Navarra de Ikastolas