La democracia tiene sus complicaciones. Aceptar el pluralismo como premisa de acción política implica reconocer que existen formas diversas de trazar el “buen camino” y que cada una de esas formas puede aspirar legítimamente a convertirse en hegemónica. Hablemos de identidad nacional, del interés general o de cualquier otra cosa, la complicación está en hacer compatible la representación de la diversidad con su integración en un proyecto común.

En eso consisten precisamente los procesos de primarias de Podemos, en procurar que afloren las diversas maneras de concebir su buen camino para optar por la que resulte representar mejor el sentir mayoritario. En este contexto, Zubiak es la propuesta que encabezo para representar a Podemos Euskadi en el Parlamento Vasco a partir de las elecciones que se celebrarán el 5 de abril de este año. Una propuesta que, asumiendo el mandato de “unidad” y “humildad” que emanó de la segunda Asamblea Ciudadana celebrada en Vista Alegre, se ha diseñado con vocación integradora.

Durante cuatro años he tenido el honor de participar activamente como senadora y diputada en el proyecto político que representa Podemos. En la última campaña electoral, mientras los medios masivos se empeñaban en culpabilizarnos de la repetición de las elecciones, nosotras recorríamos las plazas de este país, explicando que “las cosas difíciles no siempre se consiguen a la primera”. Y es que, si hoy inauguramos un ciclo político de esperanza para los derechos y las libertades es porque, frente a los pregoneros del “no se puede” que nos advertían de que estábamos equivocados de estrategia, de que éramos unos ingenuos, de que en Europa era imposible que a un partido “a la izquierda de la socialdemocracia” se le permitiera entrar en el gobierno, frente al acoso mediático, las cloacas del estado y con la escisión política propiciada por Errejón,? actuamos con audacia, nos negamos a la resignación, aceptamos los retos más difíciles sin que nos temblara el pulso y fuimos persistentes hasta obtener nuestros objetivos.

Esta esperanza es la que queremos trasladar con Zubiak a Euskadi. En Madrid se están cambiando muchas cosas, hemos conseguido que el PSOE renuncie a seguir el juego de las derechas y apueste por políticas de recuperación de derechos y creemos que también en Euskadi tenemos muchas cosas que cambiar. No compartimos el diagnóstico del PNV de que en nuestro país todo va bien y no hay corrupción. La realidad es tozuda frente a las fantasías. Sólo recientemente, cuando aún estaba fresca la condena del macrosumario De Miguel, se hacía pública la condena a seis años de cárcel del exsenador del PNV Bravo; el desastre humano y medio ambiental que desvela el derrumbe del vertedero de Zaldibar es la alegoría perfecta de que el oasis vasco se desmorona.

Desde luego, no queremos una Euskadi en la que el grueso de los impuestos recae sobre los trabajadores con nómina y donde las grandes empresas tienen una fiscalidad aún más pobre que en el resto del Estado, ni donde los compromisos favorables a las empresas energéticas comprometan la lucha real contra el cambio climático. Queremos dignificar la tarea de los cuidados, que la mujer sea protagonista activa en su día a día; queremos pensiones dignas y normalizar la convivencia.

No vamos a resignarnos, porque la resignación no está en nuestro ADN, a que la desigualdad crezca día a día en Euskadi.

Somos conscientes de que, a día de hoy, tanto Bildu como PSOE tienden a acercarse al PNV, resistiéndose a abordar un proceso de cambio. Pero también somos conscientes de que la ciudadanía vasca vota muy mayoritariamente a favor de los partidos de izquierdas y de que la suma de quienes votan Unidas Podemos, PSOE y EHBildu es mayor de la de quienes votan al PNV y al PP.

Tenemos la convicción de que Podemos es la pieza fundamental para tender puentes y tejer complicidades con esas fuerzas para alumbrar un futuro esperanzador, tal como ha pasado en Durango, Galdakao, Errenteria, o en Irun, donde Podemos ha conseguido que el PSOE y EH Bildu aparquen sus reticencias y que las tres fuerzas empiecen a remar juntas.

El camino que propone Zubiak es claro: apostar por el cambio en Euskadi con la misma audacia con la que lo hemos hecho en Madrid. Desde aquí mismo me comprometo a que, al día siguiente de conocerse los resultados electorales, si los números suman, llamaré a Idoia Mendía y a Maddalen Iriarte para sumarlas a un proyecto para revertir las desigualdades y para apostar decididamente por el futuro de la tierra y de las próximas generaciones.