ace unas semanas hice un receso de esos que te sientan bien y decidí que me iba a dar un paseíllo por el pueblo en vez de ir directo a currar. Me habría tomado un café a gusto, pero no era el día y según pasaba por una terraza, vi cómo una mujer a la que ofrecían un periódico, lo rechazaba; con mucho salero ella, alegando que los periodistas no contamos más que "mentiras". Por suerte, con la panda de amigos que tengo, uno ya está curado de espanto. No es ya falta de credibilidad, creo yo. Sino que estamos ante una parte importante de la sociedad que hace tiempo ha decidido dedicar su tiempo a otras cosas, no le encaja perder 20 minutos leyendo noticias y se pone estupendo a la mínima. Noticias con sello, claro está, con interpretación en muchos casos, bajo un prisma: el nuestro. Pero son cada vez más los que exigen verdades a la carta, de Android. Es cierto que se ha perdido calidad en los medios por falta de recursos. Pero no es menos cierto que eso es consecuencia también de una sociedad que no quiere invertir en informarse; y que todavía los hay los que trabajamos serio. En otros tiempos, no eran pocos los que a la hora de conformar su posición respecto a un tema, mamaban de varias fuentes y contrastaban visiones. Hoy, la mayoría elige su verdad y descarta el resto de "mentiras". Por suerte, ya es jueves y el sábado tengo cenorra. l