e escribe mucho, y mucho analizan las mentes preclaras, sobre la subida de los precios. Pero cuando metes la monedita en el carro del súper te montas en el tren del terror. Dos euros más aquí, 50 céntimos por el otro lado, un eurito que vuela allí. La cosa es que, cuando llegas a la caja, te das cuenta de que, por arte de magia, pagas 20 euros más que hace una semana, y 20 más la siguiente y otros 20 la siguiente de la siguiente. El sueldo, ni 20 ni 30, igualito, como en formol. Muchas vamos tirando, otras no pueden y sufren. Porque, además, cada vez tenemos más clara la importancia de cuidar la alimentación, incluir alimentos no procesados, abandonar las croquetas congeladas de a dos euros el paquete de 60. Todo bien, así debería de ser. Pero, ¿cómo se hace? Que se lo digan a una familia con dos salarios justitos y ya ni te digo a las miles de familias que no ingresan ni un SMI o ni el cuarto o nada, que hay que comer pescado, verdura, carne sin grasa, proteínas en un tanto por ciento concreto, lácteos entre ni mucho ni poco, cuatro piezas de fruta al día... ¡Pues claro que sí, guapa! ¿Y cómo? Yo planteo la pregunta para que me la respondan quienes de todo saben y todo deciden. Seguro que si tienen la fórmula magistral muchas y muchos agradecerán que la compartan. La pueden enviar aquí, que la publico. l