este lado del mundo, si te quieres desplazar desde Pasaia a Errenteria, lo puedes hacer en unos minutos a pie, en bici, en coche o como se quiera. Cuando naces en lugares de conflictos sin fin, las distancias son como chicles: se estiran más y más hasta que uno acaba por quebrarse. Nisreen Mashaal se rompió definitivamente hace tres años. En su visita el sábado a Donostia, no solo nos reveló los secretos de platos típicos de su tierra, como Maquluba o Faláfel, esas deliciosas croquetas de garbanzos. Esta mujer de 45 años se ha criado en un punto del planeta en el que para llegar a Errenteria desde Pasaia hay que dirigirse a diario hasta Tolosa, continuar por Berastegi, Leitza y Sunbilla hasta alcanzar Irun para conectar así con el destino final. Un auténtico despropósito. Una tortura cotidiana. Su hija no conoció el mar hasta los 17 años, a pesar de vivir a dos horas de la costa. Ella no puede visitar el lugar donde nació, al que acudimos los turistas en masa. A un amigo de su hijo le descerrajaron un tiro en la cabeza, hasta que dijo basta. Cuando hace tres años se vio obligada a dejar su tierra milenaria, lloraba de emoción porque circulaba por la carretera por primera vez en su vida sin encontrar ningún puesto de control policial. Nisreen Mashaal es palestina, y habla de su tierra para que siga viva la llama de la esperanza.