l hostil y agresivo recibimiento al autobús del Atlético de Madrid cuando llegaba al estadio ha empañado la brillante clasificación a cuartos de final de la Copa. Las imágenes de lo ocurrido son claras en ese aspecto. La seguridad de los que iban dentro del vehículo se vio comprometida y solo la suerte evitó que lo ocurrido no pasara de un susto. Nos guste o no, son comportamientos que manchan la imagen de la Real en su conjunto y que no querríamos para nuestros jugadores y aficionados. Al día siguiente, el club emitió un comunicado de condena pero merece especial reconocimiento la reacción de Imanol, rechazando lo ocurrido y pidiendo perdón en público tras el partido. Casi siempre, ante episodios similares, se acostumbra a decir que los autores no representan a la afición, pero esa es una verdad a medias. Es cierto que su comportamiento no refleja la conducta general pero sí forman parte de la afición y, por lo tanto, lo que hacen representa al conjunto. De hecho, si solo hubiera aparecido el autobús de la Real, tal y como estaba previsto, hoy estaríamos ponderando el entusiasta apoyo que brindaron al equipo a las puertas del estadio. Siendo consciente de la dificultad que tiene manejar masas como las que mueve el fútbol, conviene no hacerse trampas al solitario. La visita del Betis en cuartos de final debería ser un punto de inflexión, teniendo en cuenta, además, que la deseada final se juega en su ciudad.