uatro veces al año, coincidiendo con el cambio de estación, la delegación de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Gipuzkoa ofrece una rueda de prensa para resumir la recién finalizada y avanzar el tiempo que se espera para la que acaba de comenzar. Está demostrado que la probabilidad de acertar las condiciones atmosféricas no va más allá de cinco días, a lo sumo siete. Es decir, que hoy podemos saber qué tiempo va a hacer el próximo martes con una predicción fiable, pero es imposible conocer si el 29 de enero lloverá o disfrutaremos de un sol estupendo. No tiene sentido hablar del tiempo que va a hacer a lo largo de un estación que dura tres meses; de que el invierno va a ser "suave" o la primavera "seca". Del mismo modo que no tienen fundamento científico las cabañuelas que tanto revuelto han armado estos días en Madrid, o las témporas. Estas dos últimas son a la meteorología lo que la astrología a la astrofísica (el copyright no es mío, es del físico y meteorólogo de Aemet Juan Jesús González Alemán). Y ya que estamos hablando del tiempo, no está de más que los periodistas dejemos de usar expresiones como "buena meteorología" o "mala climatología" cuando nos referimos al tiempo. La meteorología es la "ciencia que estudia los fenómenos atmosféricos", y la climatología es el "estudio del clima". Un partido no se suspende por la adversa meteorología, se suspende porque hace mal tiempo. Y las complicaciones en una carretera no son por la "mala climatología", son por el mal tiempo.