costumbrado a cubrir la información de la Real Sociedad (que tantas pasiones nos despierta y nos seguirá provocando) desde hace más de veinte años, uno no se da cuenta de los verdaderos valores del fútbol, en particular, y del deporte, en general, hasta que no vive de cerca lo que siente un equipo de base, y sus integrantes, como el de mi hija (Oiartzungo alebinak). Tras un par de victorias en su primera participación liguera, que ellas mismas ni se creían porque hacía escasos meses que habían aprendido a darle al balón, llegó la primera derrota en el Torneo de Navidad de la Real, organizado por el propio club txuri-urdin. Y lejos de venirse abajo o desanimarse, como algunos nos temíamos, sus sonrisas delataban todo lo que habían disfrutado. "Bah, niretzat inportanteena zen Zubietara etortzea eta Realaren etxean jokatzea", me soltó ella tras salvar por los pelos un confinamiento más en esta época de pandemia que a punto estuvo de privarle de la experiencia. Pero lo más importante, por encima de cualquier otra cosa, es el equipo que han formado Irati, Malen, June, Nahia, Aroa, Nikole, Alaia, Aitana, Amets, María, Nagore y Uxue. Para lo bueno y para lo malo, disfrutan de cada partido, de cada entrenamiento, de cada parada, de cada disparo... Todo un aprendizaje de vida. Segi aurrera!