in acritud. Desde el máximo respeto. Pero solo deseo que esa nueva normalidad en la que decían que nos habíamos instalado se recupere cuanto antes porque, visto lo visto, estamos muy lejos de ella. Lo que está pasando en lo que a los confinamientos de los escolares se refiere es como para hacer una profunda reflexión y trabajar desde ya para evitar tanto caos. Hace unos días hubo un cambio de protocolo a la hora de actuar cuando se detectaba un positivo en Infantil o Primaria... y entre que la información en algunos centros escolares no parece clara y que el procedimiento a través de rastreadores ha variado, la confusión existente entre los padres afectados por estos casos es enorme. Con un solo positivo la clase queda ahora cerrada, bien, pero ¿cuándo puede salir a la calle el niño que ha dado negativo en la primera prueba? Pues después de varios días de incertidumbre lo hemos descubierto. Además, y entiendo el nivel de saturación que pueda haber en los servicios de atención, ponerse en contacto con Osakidetza para una consulta, sea urgente o no, ya es una quimera. Sí, nos tenemos que adaptar a esta drástica y de consecuencias inimaginables, situación que nos ha abordado sin ningún tipo de aviso, pero no estaría de más que desde arriba se comprendiera más a los que sufren a pie de calle.