ues ya tenemos el anuncio de la Lotería de Navidad, no el que hacen en verano para anticipar las ventas, sino el de la Navidad-Navidad. También los supermercados atestados de turrones, adornos y luces. Ayer sorprendí a un vecino con la Navidad colgada del pomo de la puerta. También nuestras calles están vestidas de Navidad desde hace semanas, incluso meses, y algunas ciudades, como Donostia, encenderán las luces a finales de noviembre, un mes antes de que toque. Vivimos con prisa, todo lo queremos para ayer y me pregunto si a este paso acabaremos el año el 30 de noviembre, porque se nos va a hacer eterno aguantar un mes más cuando nos sepamos hasta los anuncios de memoria; que ni los de los fascículos que aterran la vuelta al cole duran tanto, y eso que el curso dura nueve meses. Para que esta columna no se quede en un simple lamento, que luego me viene Molinero con la turra del periodismo de soluciones (no se pierdan su vídeo sobre la Behobia en la web), propongo adelantar la banda sonora de la Navidad, que en mi caso, como el resto del año, lidera Ismael Serrano. Cada vez que vean el anuncio de la lotería, me van escuchando Nieve, Hay una luz, Los campanilleros, Ya se van los pastores o Caballo de cartón, que no es de Navidad pero va de volver a ser niños, que es de lo que hasta hace nada trataba la Navidad.