olvemos a las andadas. Confinado con dos niños en casa e intentando trabajar, mientras les dices que hagan los deberes, que se porten bien y no te toquen las narices en exceso, que ya me la rompí tres veces de joven y soy sensible a la palpación de fosas nasales. Mira que lo dice la Sagardui, consejera de asuntos conspiracionistas y limitaciones socioeconómicas: no os desmadréis, tened cuidado, vacunaos, usad la mascarilla, no os relajéis con los contactos estrechos. Pues nada, aquí estamos de nuevo, en casita, y detrás mío se viene el propio diputado general de Gipuzkoa, y un porrón de personas cercanas que están circulando por los prefabricados del hospital de Zumarraga como buenos sevillanos por las casetas de la Feria de Abril. Ambientazo. Yo no sé si en el resto de Gipuzkoa hay tanta marcha como en Goierri, pero en la última semana por estos lares dicen las propias enfermeras que se están disparando las alertas de casos y ya casi no dan abasto haciendo pruebas diagnósticas a niños y niñas de Primaria. Se vacían las aulas, en consecuencia, y suben los confinamientos, con el agravante de que nos pilla desprevenidos esta vez, sin cerveza en la despensa y con entradas para el circo del próximo fin de semana. ¿Alguien sabe si tenemos para mucho?