los ferreteros de Madrid les quitan los hornillos de las manos. Primero fue el papel higiénico, luego las mascarillas y ahora los hornillos. Que se sepa, los problemas de abastecimiento se limitan al paraíso de la libertad, ergo Madrid. Uno siempre (mal) piensa que detrás de la escasez de un producto hay alguien que aprovecha para hacer caja. En este caso, la carrera desenfrenada por comprar hornillos, dicen, está motivada por unas declaraciones de la ministra de Defensa de Austria, que recientemente declaró que estamos ante un inminente blackout eléctrico, osease, un apagón de aquí te espero. El Gobierno austriaco no se toma a broma la cuestión. Ha desplegado una campaña publicitaria, con el lema Qué hacer cuando todo se para, en la que explica qué es imprescindible tener en casa ante una contingencia de este tipo: los dichosos hornillos, velas, baterías, agua y conservas. Una cocina de leña tampoco estaría mal, añado yo. Entre el augurio del Ejecutivo de Viena y un especial sobre el tema de Iker Jiménez se ha montado la tormenta perfecta. Así que aprovecho este privilegiado espacio para recordarles a Xabi y Pingus que hace dos años nos prometieron que harían una paella para toda la familia. Yo pongo el hornillo y el butano.