os horarios de la hostelería son los que llevan meses ocupando espacio en los medios de comunicación, pero hay otros que también afectan al día a día de las personas. Son los de apertura de caja de entidades de ahorro y bancos, mucho más cortos que los de atención de las oficinas y que resultan un problema importante para muchas personas no de la tercera sino de la cuarta edad. Si muchos ciudadanos de 50 o 60 años no se apañan con la banca electrónica, ¿qué puede pasar con los de 80? Y hay muchos, especialmente mujeres, que viven solas y hacen una vida normal, adaptada a su edad, aunque se encuentran con una carrera de obstáculos para obtener ahora el dinero en metálico que siempre han usado. Para llegar antes de las 11.30 a sacar dinero al banco que cierra la caja a esa hora, el pensionista tendrá que madrugar como cuando no lo era. Sacar dinero del cajero, sola, no es una opción para las señoras mayores y pedir ayuda no debería serlo si se quiere defender su autonomía. Cada vez se oyen más anécdotas de ciudadanos de edad enfadados por la atención a sus necesidades financieras. Pero sus planes de meter el dinero bajo el colchón tampoco sirven porque a partir de cierta cantidad no se podrá pagar en metálico. Y encima cierran las sucursales de los barrios.