l incendio declarado la semana pasada en el enclave natural conocido como vedado de Eguaras en las Bardenas Reales (que no Bárdenas, a pesar de que en Gipuzkoa muchos se empeñen en hacer esta palabra esdrújula de manera errónea) ha puesto en el mapa un espacio desconocido para muchos. El parque natural va más allá del fotografiado Castildetierra -emblema de la zona- o de la típica imagen desértica de la Blanca. Precisamente, el fuego ha afectado a uno de los espacios más verdes. Según los últimos datos, se han quemado más de 500 hectáreas, parte del espacio dedicado a la Reserva Natural y otra zona de una finca privada. Rastrojo, pero también pino carrasco. No se puede olvidar que las Bardenas dan cabida a una gran biodiversidad, con un capítulo relevante dedicado a las rapaces. Afortunadamente, no parece que haya habido grandes afecciones en este sentido, aunque la imagen que las llamas han dejado, como ocurre en todos los incendios, es desoladora. Ojalá la vida rebrote pronto y el tiempo engulla los restos carbonizados para poder disfrutar de un lugar por el que merece la pena perderse sin reloj. Siempre resulta sorprendente, salvo cuando tocan maniobras en el polígono. Ese día mejor quedarse en casa para evitarse el disgusto de ver, pero sobre todo oír, cómo suena la guerra.