uitarnos la mascarilla en exteriores es ahora la cuestión que acapara el debate público. Porque aunque hay ingresados en las UCI vascas y, algunos, por desgracia, acaban muriendo, el hecho es que la caída de la incidencia del coronavirus hasta cifras que hasta ahora no habíamos conocido desde el inicio de la pandemia ha generado en la sociedad un optimismo exacerbado por las ganas de disfrutar de la vida (y quizá también del aire libre en sus distintas versiones, pero ya veremos si ese hábito se mantiene en el tiempo). A mí, personalmente, hay otra cuestión que me preocupa: la Atención Primaria. Si algún profesional sanitario lee estas líneas puede pensar que estoy adelantando tiempos, pero creo que lo del diagnóstico telefónico no es una buena manera de preservar la salud de las personas. No es práctico para nadie, ni para los profesionales ni para los pacientes. El tiempo que se pierde en conseguir (si es que al final se logra) una cita con el doctor o la doctora de cabecera lleva a muchas personas a, o desistir, o acudir directamente a urgencias, o acabar apostando por la sanidad privada. Ya son varios los conocidos que se han hecho seguro privado porque, ahí, al parecer, te atienden en persona... Por tanto, igual también ha llegado la hora de que Osakidetza se replantee el presente si quiere garantizar su futuro.