oy me han mandado abrazos por WhatsApp, así sin añadir nada, que son los que de verdad llegan porque significa que alguien está pendiente de ti por si derrapas, que es algo propio y comprensible (aunque igualmente peligroso) de las fechas complicadas. Bueno, y de los muchos días que las preceden. A ver si esta vez lo vas a saber llevar mejor, piensas, según se acerca la fecha. Que en realidad sabes que no, pero incluso fantaseas con que si retomas todo lo que tenías pendiente por hacer (si es todo a la vez, mejor), igual pasa como uno de esos días que no sabes ni qué lugar ocupa en el calendario, que dudas del número y hasta del mes en el que estás. No ha sido así, claro. Aunque creo que no se me ha notado mucho más encabronado, que es la forma que encuentras para no quedarte paralizado según se va acercando esa maldita hora, porque primero te acojona la fecha y después la hora. Y luego todo. Igual sí se me ha notado algo al tomar el café. Pero ahí está la tubería rota para echarle la culpa de todo lo malo que te pasa, aunque el origen del torrente sea otro, aunque lo que te ahoga no sea agua sino la memoria que te golpea la garganta al compás del calendario subiendo la intensidad cuando, decían, tenía que ir bajando.