o hago referencia a Melody y aquel baile con ruiditos incluidos sino a una noticia que leí hace pocos días en este su periódico. Según un estudio de esos serios, los gorilas macho se golpean el pecho "para indicar su tamaño corporal y su capacidad competitiva ante rivales y hembras". Estamos pues en época de gorilas. Cuánto ruido, cuánto golpe en el pecho para no pasar desapercibido, ¡cuánto gorila! En vez de en las montañas de Ruanda los gorilas están en los supermercados, en los bares, en las tiendas, en la cola del ambulatorio... Se dan golpes en el pecho y juran saber más que los demás, que los que se han preparado para saber. Menos lobos, Caperucita. Nuestros gorilas de andar por casa, machos y hembras, no creen a los medios de comunicación, a los médicos, a los científicos que con nombre, apellidos y experiencia contrastada nos dicen qué está pasando. Te miran disciplentes, se golpean el pecho una vez más y te dicen que no te enteras porque no quieres. "Lo he leído en Internet". ¡Claro que sí, guapi! Que es mucho más de fiar quien se esconde tras un seudónimo, afirma ser coordinador de vayaustedasaber qué estudio, o que asegura que lo ha visto con sus propios ojos que esto, lo otro o lo de más allá es mentira de la buena y lo suyo, verdad verdadera. En fin, así estamos.