n el barrio donostiarra de Egia se han peatonalizado dos calles de modo provisional para ver cómo funcionan. Ha sido una iniciativa de entidades del barrio, que el Ayuntamiento ha recogido. Y ahí llega mi sorpresa cuando veo que entre los impulsores de la idea está SOS Racismo. Y me pregunto qué relación hay entre la necesaria lucha contra la discriminación por el color de la piel y el diseño de las calles. Cada vez más, entidades apoyan o rechazan iniciativas que nada tienen que ver con su propia esencia. Hay suficiente dosis de racismo en nuestra sociedad como para que la organización que pelea por combatirlo trabaje otros asuntos, creo. ¿O quizás varios socios han firmado en nombre de su asociación para apoyar una propuesta con la que ellos están de acuerdo? Este es solo un ejemplo inocente, que no hace mal a nadie. Pero últimamente, asociaciones, sindicatos y agentes diversos alargan las listas de firmas de apoyo a asuntos de lo más variopintos. Es como Miguel Bosé cuando habla del covid. Tiene todo el derecho. Y su nombre resuena mucho, aunque últimamente da más el cante que cantar propiamente, pero siempre tendré más en cuenta la opinión sobre el covid de una limpiadora del hospital que, esa sí, es personal sanitario. Y en cuestiones de barrios, las de los vecinos.